FÚTBOL
El Madrid gana al Viktoria 2-1 entre pitos del Bernabeu
El equipo de Lopetegui se impone pero su pobre imagen no mejora la situación del entrenador, cada vez más discutido
Con los nervios a flor de piel, tanto en el césped, como en el banquillo y en la grada. El Real Madrid padeció de forma indecible en defensa, pese la poca vocación ofensiva que mostraron los checos y mereció un resultado más abultado en ataque. El equipo evidencia problemas en las dos áreas, con falta de contundencia en ataque y fragilidad defensiva. Solo el nivel del rival permitió una victoria local.
Los primeros dos minutos del VIktoria Pilsen fueron catastróficos. Los checos parecían la víctima propicia para volver a ganar, nerviosos en cada defensa a balón parado. El Madrid disfrutó de mucho dominio ante un equipo empequeñecido por el rival y el escenario.
Pero los checos tardaron diez minutos en desperezarse, la tuvo Petrzela y respondió Navas con una gran intervención, a la jugada siguiente, de cabeza, Benzema hizo el primero tras un muy buen centro de Lucas Vázquez desde el lateral derecho, la gran novedad en el planteamiento de Lopetegui.
Bajo el mando de Isco y Benzema
El 1-0, lejos de espolear a los checos para abrir líneas en busca del empate, funcionó como un recuerdo de las obligaciones defensivas que abandonaron en la jugada del gol. A partir de ahí, el Real Madrid disfrutó de sus mejores minutos de la mano de Isco y Benzema.
Hubo que esperar media hora para ver la primera posesión larga de los checos, y terminó con la segunda buena ocasión del Pilsen, todavía más clara que la primera, de nuevo a la espalda de Lucas Vázquez. Como en la acción del primer gol, en la siguiente jugada llegó la más clara del Madrid en el primer tiempo. Contra natura, Benzema optó por un lanzamiento complicado cuando Bale ya celebraba el 2-0.
El rival no era para reivindicarse, pero ni siquiera sirvió para recuperar la confianza perdida por el camino. Pudo sentenciar el Real Madrid, pero terminó sufriendo y recibiendo los abucheos de su público. Al final del primer tiempo, la tercera llegada del Pilsen, casi en los mismos intentos, fue la más clara de todas y desató las iras del público contra el equipo.
Al descanso la sensación era que los dos equipos habían hecho menos de lo que habían demostrado que podían. El Madrid dominó por completo el juego, monopolizó el balón y, aunque adoleció de falta de profundidad, generó suficientes ocasiones como para haber ampliado la ventaja. El Pilsen, atenazado desde el inicio, creó mucho peligro cada vez que se desplegó en ataque y solo la falta de talento impidió que empatara al descanso.
Fede Valverde, la apuesta de Lopetegui
La intensidad que intentó imprimir Lopetegui a sus jugadores en la vuelta de los vestuarios se disipó en cinco minutos. El técnico vasco reaccionó con otra apuesta, Fede Valverde, mientras la intranquilidad se iba apoderando del respetable, que veía peligrar el partido ante un rival manifiestamente inferior.
El centrocampista uruguayo, en una posición extraña para él, inicio la jugada del 2-0 de Marcelo. El brasileño aprovechó casi el único destello de Bale en el partido para volver a evidenciar que está entre las amenazas ofensivas más desequilibrantes del Real Madrid, con la espalda mejor protegida con Valverde en el campo.
El Viktoria Pilsen renunció al partido desde ese momento y Bale lideró la búsqueda de goles que respaldaran el trabajo del Madrid, pero el galés se fue del campo sin marcar. La desidia defensiva madridista llegó a tales extremos que, casi sin buscarlo, el VIktoria Pilsen recortó distancias por medio de Hrosovsky tras la dimisión de Casemiro y los centrales.
El partido terminó con el Madrid preso de los nervios, con un murmullo constante en la grada ante la imposibilidad del equipo de mantener la posesión de balón y mandar en el partido.
El proyecto de Lopetegui en el Real Madrid, que llegaba herido de muerte, salió del balneario de la Champions, en casa ante el Viktoria Pilzen, con una mejoría relativa, pero con los mismos síntomas que antes de llegar. Hay que esperar a la noche clave del clásico para determinar si los leves movimientos que empieza a experimentar el enfermo son síntomas de mejoría o solo fue el último coletazo de un animal moribundo que intenta aferrarse a la vida.