UN SUPLENTE DE LUJO
Dembélé se hace esperar
La actitud indolente con la que el francés ha respondido a su suplencia incomoda al entrenador y a sus compañeros
La lesión de Leo Messi parecía abrir las puertas de la titularidad a Ousmane Dembélé, pero el francés, lejos de darse prisa en cruzarlas, prefirió tomárselo con calma. Tanta, que a Valverde se le acabó la paciencia. El miércoles, ante el Inter de Milán, el técnico no solo dejó al segundo fichaje más caro de la historia del club en el banquillo, sino que ni siquiera le mandó que saliera a calentar en previsión de una posible sustitución. Es un jugador más de la plantilla, se limitó a comentar el Txingurri cuando, tras el partido, se le preguntó por la suplencia del Mosquito.
Dembélé está atravesando serios problemas de adaptación tanto dentro como fuera del campo. Nadie discute que es un futbolista con unas condiciones fuera de lo común, pero su rigor táctico está muy por debajo de lo que requiere un equipo como el Barça en el que la posición es un factor clave del juego. El francés explota sus mejores cualidades cuando se encuentra con espacios abiertos, una circunstancia que raramente se produce en los partidos del cuadro azulgrana, mucho más acostumbrado a enfrentarse a defensas cerradas. Y su presencia suele añadir además un elemento de desorden que no encaja demasiado con el ideario cartesiano del entrenador.
El sacrificio de Wembley
Aun así, Valverde lo alineó en el once titular en los primeros duelos de la temporada y el delantero francés respondió con goles, algunos de ellos decisivos. Pero su inclusión en el equipo obligaba a Coutinho a jugar más retrasado y dejaba a Busquets y Rakitic como únicos centrocampistas puros, con lo que al Barça se le escapaba el control de los partidos y sufría más de la cuenta en defensa. Para revertir esa situación, y tras una racha de tres partidos sin ganar, el técnico dio entrada a Arthur en Wembley y el juego del cuadro azulgrana experimentó una mejoría significativa. Dembélé fue la pieza sacrificada.
Al verse relegado al banquillo, el Mosquito respondió adoptando una actitud indolente que en las últimas semanas ha incomodado a algunos de sus compañeros. La escena vivida durante el partido frente al Sevilla tras la lesión de Messi, cuando Dembélé tardó más de la cuenta en ponerse la camiseta y atarse las botas y dejó al equipo con un jugador menos durante 10 minutos, llevó incluso a Rakitic a darle un toque en público. Según fuentes del entorno barcelonista, no fue un caso aislado.
Impuntualidad
El diario francés LEquipe se hizo ayer eco de los reiterados episodios de impuntualidad de Dembélé en los entrenamientos. También Deportes Cuatro reveló que el delantero se había presentado con retraso en la convocatoria previa al partido ante el Inter (un extremo que fue después desmentido por el club). Son gestos que irritan particularmente a Valverde en un momento que exige la máxima implicación de todos y que se suman a otros comportamientos problemáticos, como la escasa disposición del jugador a seguir las instrucciones de los nutricionistas del Barça para modificar sus deficientes hábitos alimentarios.
Así las cosas, la posibilidad de que Ousmane Dembélé forme de salida el domingo ante el Real Madrid se antoja bastante remota. Pero todos en el Barcelona saben que no se pueden permitir dar por perdido a un futbolista con su juventud, su talento y su precio. El papel de Éric Abidal se intuye clave para una necesaria recuperación.