Diario de León

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Canastas de vida con sello leonés

Billete a la élite. Un accidente cambió su vida. Y el deporte le abrió las puertas a nuevos horizontes. Desde hace unos días disfruta del baloncesto en Varese, un club referente en Europa.

El leonés ya ha disputado algún encuentro con el Varese. BERGAMO SPORTS

El leonés ya ha disputado algún encuentro con el Varese. BERGAMO SPORTS

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MIGUEL ÁNGEL TRANCA | LeÓN

Su vida cambió de manera radical el mes de septiembre de 2005. Un accidente en la planta de tratamiento de residuos de San Román de la Vega (CTR) con la amputación de sus piernas cortaba de raíz muchos de los sueños de este leonés. Apenas contaba con 20 años. Fue un duro golpe para un deportista para el que la vida comenzaba de nuevo. Operaciones (hasta una treintena), viajes a Estados Unidos para intentar mejorar la movilidad... Pero eso no desanimó a un Carlos González Álvarez que dejaba atrás esos sinsabores de la mano del deporte, primero con el tiro con arco y posteriormente a través del baloncesto donde ya destaca, con apenas un par de años de práctica, como un referente. Prueba de ello ha sido su fichaje por uno de los clubes históricos de la Lega italiana y también de los habituales en la competición internacional, el Varese. Allí llegaba hace unos días avalado por el presidente de la entidad transalpina Carlo Marinello y del técnico Fabio Bottini para los que su temporada en otro de los equipos con mayor nivel de España, el Mideba Extremadura, no pasaba desapercibido.

A su nuevo destino Carlos llega acompañado de su mujer Julia Cobos, su alma gemela desde hace años, y con el reto de seguir mejorando y tal vez llamar a la puerta de la selección española. «Para mí esta nueva experiencia es algo maravilloso. No me lo esperaba ya que en un primer momento el posible destino era un club de Mallorca, pero el proyecto no cuajó y al final he encontrado acomodo en un club importante y con objetivos no sólo dentro de la Liga italiana, también en la competición europea», precisa este ala-pívot de 33 años cuyos ojos y palabras desprenden la ilusión de un deportista al que los golpes de la vida no han lastrado su espíritu positivo. Y eso que desde aquel septiembre de 2005 ha tenido que pasar por situaciones complicadas.

«Con 20 años a mí me cambió la vida. Pero siempre he mirado el futuro con optimismo a pesar de que tras el accidente muchos planes y sueños por realizar se quedaron atrás», precisa Carlos para el que el deporte se convirtió en una vía de escape, en un camino labrado a base de sacrificio. «Primero fue el tiro con arco y ahora el baloncesto los que han posibilitado que el horizonte se presente mejor. El trayecto no ha sido fácil pero siempre tienes que mirar el lado positivo. Yo lo he hecho y creo que eso me ha ayudado mucho» apunta desde Varese, una ciudad que rezuma baloncesto por todos sus poros, este leonés que en apenas unos días ya se ha ganado el aprecio y admiración de sus compañeros. «Llego para ser uno más. Para aportar lo que pueda y también para disfrutar del baloncesto en un club con mucha historia». En un principio su estancia en Italia es por un año aunque no descarta quedarse más tiempo. «No voy a negar que mi intención en un futuro es volver a España. Pero también que aquí en Italia no sería nada desdeñable quedarme varios años. Además del aspecto deportivo también valoro más, como la posibilidad de conocer otras culturas y también el idioma. En este último caso no será tan difícil aprenderlo ya que se parece mucho al español» (risas).

En la entidad transalpina ya ha participado en varios entrenamientos e incluso disputado un encuentro. «Voy poco a poco. La temporada pasada fui ganándome minutos en el Mideba al que llegué sin apenas base en este deporte. Ahora con un año más he aprendido bastantes cosas, pero aún me quedan muchas por pulir». Carlos es precisamente uno de los cuatro refuerzos con los que el Handicap Sport Varese espera luchar por el título en la Serie A italiana y también brillar en el grupo 2 de la competición europea. «Tenemos un buen equipo y junto a todos mis compañeros espero disfrutar de los éxitos», remarca Carlos que aún está aclimatándose a la ciudad junto a su mujer Julia.

Con 33 años aún tiene por delante muchas cosas por hacer. «Lo primero disfrutar de mi estancia en Varese. Llevo pocos días y ya estoy comprobando en primera persona qué supone ser integrante de un club con tanto arraigo», precisa Carlos González para el que «estas alegrías lo que hacen es diluir lo malo que se ha quedado atrás».

«Tengo una edad con la que puedo jugar al baloncesto durante unos años más. Para mí este deporte aún tiene muchas cosas por descubrir y también va a ayudarme mucho para afrontar el futuro de la mejor manera posible», remarca este leonés para que hacer las maletas rumbo a Italia no fue nada complicado. «Disfruto de lo que hago y claro está que si pudiera jugar en España estaría muy bien. Pero también lo es hacerlo en un país como Italia y en un club de referencia».

Además del baloncesto también se encuentra inmerso en otros proyectos como el escribir un libro para el que ya tiene título y que junto a su mujer Julia está plasmando sobre el papel, ‘Quien me ha robado mis botas’. Con él quiere reflejar su trayecto vital y las ganas de superación que lo han llevado a disfrutar de la vida y del deporte. «No quiero que me vean como un superhéroe sino como una persona normal al que le han pasado ciertas cosas y que con optimismo y la ayuda de quienes le rodean ha logrado dejar atrás».

Esa experiencia apunta, «puede servir a otros para no derrumbarse cuando le suceden cosas que no espera y a veces de golpe trastocan radicalmente tu vida».

Eso sí, entre párrafo y párrafo nada mejor que disfrutar del baloncesto con entrenamientos y partidos, ilusiones y esfuerzo, en un club como el Varese que lo ha incluido en su familia y con el que espera aportar su grano de arena para que la sección de silla de ruedas haga historia. «Sería algo maravilloso si esta experiencia en Italia puede contarse con algún título. Pero con jugar y disfrutar con mis compañeros me conformo».

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