Diario de León

HALTEROFILIA

Lidia, campeona de leyenda

La berciana hace historia con su segundo título mundial . A su oro en total olímpico suma el mismo metal en arrancada.

Jozsef Szaka

Jozsef Szaka

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Miguel Ángel Tranca | león

Lidia Valentín no tiene límites. Campeona olímpica, mundial, europea y nacional con un palmarés inigualable en Turkmenistán volvió a dejar patente que es la reina de la halterofilia. Da igual las rivales que tenga enfrente. Su calidad y voracidad le bastaron nuevamente para sumar su segundo entorchado mundial tras el logrado hace un año en Estados Unidos. En aquella ocasión era en la categoría de 75 kilos, en esta demostrando que no hay obstáculo que se le resista, en la de 81. La berciana partía como favorita para hacerse con la corona de campeona, no sólo en la general de total olímpico, también en arrancada quedándose en dos tiempos en la tercera posición, y con ello sumando un bronce que añadir a los otros dos metales dorados.

Suficiente para alcanzar una suma total de 249 kilos y con ello el cetro mundial por delante de la bielorrusa Darya Naumaya y la ecuatoriana Tamara Salazar.

En la primera puesta en escena Lidia iba a tener que esperar a que todas sus rivales subieran al tapiz. Una a una fueron cayendo, incluso una de sus máximas rivales, la armenia Hakobyan que con tres nulos en 104 decía adiós al podio. Una rival menos de una reducida nómina en la que quedaban la bielorrusa Naumaya, a la postre tercera con 108 kilos, la coreana Mun y la americana Artur que con 106 ocupaba la cuarta plaza. Visto este panorama Lidia decidía elevar su primer peso a los 108 kilos. Ya tenía asegurado el podio aunque para una campeona como ella no era suficiente. Y menos si la vencedora en el grupo B había contabilizado 109. La leonesa situaba su segundo intento en 110. Y como si fuera algo tan sencillo como el comer también lo solventaba con acierto. El oro era ya suyo aunque aún tuvo tiempo para intentar los 113, firmados también con sobresaliente.

El primero de los tres oros ya estaba en su poder. El segundo tenía como escenario la modalidad de dos tiempos en la que Lidia también debía esperar a la entrada en acción de la mayoría de sus rivales. Chirinos retaba a la leonesa con 131 y Salazar hacía lo propio con 133. Chirinos fallaba sobre 134 y Naumava, sobre 135, hacia válido su intento. La americana Arthur era la siguiente con 135. Tras ellas volvía a salir Lidia para afrontar los 136. Y en esta ocasión la campeona hacía nulo. Salazar también erraba. Lidia volvía a intentarlo sobre 136. Esta vez no fallaba. Lidia ya tenía su corona mundial. Un segundo entorchado para ella con dos oros y un bronce a su cuello demostrando también en el Mundial con mayor potencial (los países sancionados hace un año sí estuvieron esta vez presentes) que el nombre de Lidia es sinónimo de éxito.

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