LIGA ESPAÑOLA
El Barça gana y se lleva el liderato
Piqué y Aleñá marcaron los goles del conjunto azulgrana
Como en el poema de Josefina de la Torre, el Barça de esta temporada se busca y no se acaba de encontrar. Agobiado en defensa hasta frente a los rivales más aparentemente inocuos, poco fiable en el centro del campo e intermitente en ataque, el equipo azulgrana no sabe cómo activar la versión premium , esa que se intuye detrás de su plantilla rutilante. Quizá la máquina azulgrana alcance a desplegar todo su potencial en los meses en los que la cosa se pone seria de verdad, pero de momento el juego sigue siendo regular. Aunque, eso sí, van apareciendo algunas actualizaciones interesantes, como el despegue de Ousmane Dembélé, el reencuentro de Gerard Piqué con su mejor forma y la irrupción afortunada de Carles Aleñá. Suficiente para sumar ante el Villarreal una nueva victoria (2-0) y recuperar el liderato, ya que el Sevilla empató en su visita a Vitoria (1-1).
Condicionado por las bajas y por su propia alergia a los experimentos , Valverde recurrió a los mismos jugadores que salieron de inicio ante el PSV en el Philips Stadion de Eindhoven. Y si el partido tomó un cariz diferente al del miércoles se debió más al planteamiento ultradefensivo de un Villarreal agobiado por su posición en la tabla (si mañana gana el Athletic, los groguets caen a puestos de descenso) que a la puesta en escena del cuadro azulgrana, impreciso en las entregas y acostado en ataque sobre su lado derecho, donde la conexión entre Semedo y Dembélé empieza a ser algo más que una promesa fugazmente intuida.
De los vertiginosos pies del delantero francés salieron la acción más espectacular de la primera mitad (una hipnótica jugada con más recortes que la sanidad catalana en la que el lateral Pedraza cayó al suelo hasta tres veces) y el centro que, rematado por Piqué, acabó en la red para poner el 1-0 en el marcador en el minuto 35. Un gol con el que el central catalán se convirtió en el tercer defensa más anotador de la historia del club, empatado con Alexanko (ambos con 26 dianas) y solo por detrás de Koeman (67) y Seguer (38).
El tanto recompensó además el enorme partido del 3, siempre seguro en la defensa aérea y pletórico en las correcciones, labor en la que tuvo que emplearse con generosidad por la vocación ofensiva de sus laterales y por los desajustes de Lenglet. Si el Barça logró dejar su portería a cero fue en buena medida gracias a su actuación. Sin duda, el mejor jugador del partido junto al exuberante Dembélé.
Cuestiones extradeportivas al margen, el Mosquito es, hoy por hoy, y después de Messi, el jugador que más excitación genera en la hinchada culé. Con diferencia. Dicen que el fútbol es duda constante y decisión rápida, pero el francés ha eliminado la primera premisa de la ecuación. Dembélé no duda: encara al rival en absolutamente todos los balones que recibe. Luego podrá flojear en la toma de decisiones, pero sus bailes y sus carreras constituyen un espectáculo por el que quizá sí valga la pena pagar una entrada.
En el caso de Coutinho, la rentabilidad del desembolso ya depende del paladar de cada aficionado. Si alguien difruta viendo a un futbolista jugar con la elegancia disipada de un dandi del Japón de la era Meiji, tal vez dará por bien empleados el tiempo y el dinero. Pero el resto de los espectadores (la inmensa mayoría) verán poco más que un ejemplo de talento echado a perder por una actitud entre indolente y timorata. Discretísima actuación la suya.
Asistencia magistral de Messi
Leo Messi empezó bien, con un par de slaloms marca de la casa por el carril central del ataque azulgrana que provocaron el terror en la defensa del Villarreal, y acabó aún mejor, con una asistencia celestial que el voluntarioso Aleñá convirtió en el segundo gol del Barça con una definición de crack. Pero durante demasiados minutos el rosarino optó por el modo introvertido, como achantado después de que los jugadores del Villarreal le buscaran los tobillos con aviesos propósitos en tres o cuatro ocasiones.