El Chelsea bate al Ciy y deja al Liverpool líder de la Premier (2-0)

Todo cambió con el gol de Kanté. Al buen juego del City en la primera mitad le llegó la respuesta más dolorosa del Chelsea, un equipo quirúrgico. Un tiro, un gol. Ese tanto modificó el paisaje de un partido terriblemente táctico donde el más mínimo despiste costaba caro. Muy caro. Kanté halló el tesoro en una jugada mal defendida por el equipo de Guardiola. Un gol que le costó encajar la primera derrota en la Premier, al tiempo que cedía el liderato al Liverpool, que ganó en campo del Bournemouth (0-4) con un hat trick de Salah. Noche grande para el Chelsea; noche negra para el City. 

En su primer disparo a portería, el Chelsea anotó el 1-0. Y en su primer saque de esquina David Luiz firmó el 2-0 que hacía doblar la rodilla al hasta entonces imbatible equipo de Guardiola. Sarri ya sabe cómo ganarle después de que el día antes del encuentro contra el City dijera que no tenía la clave para acabar con el City. Ahora ya la ha encontrado. Dos goles preparados previamente con asistencias de Hazard.

El partido se jugó mucho más en la cabeza de Sarri y de Guardiola, por supuesto, que en el campo. Era una trabajada partida de ajedrez donde el balón se convertía en un objeto de culto. Lo tenía el City, presionaba el Chelsea. Lo recuperaba el club londinense, apretaban entonces los hombres de Pep. En Stamford Bridge no había, además, hueco para los nueve. Giroud en el banquillo con Sarri; Morata, en la grada; Gabriel Jesús, con el chándal de suplente junto a Guardiola.

El City se adueñó finalmente del balón. No era nada fácil, pero a base de mimarlo y cuidarlo, ni una mala patada, sobre todo en los primeros 45 minutos, el líder de la Premier fue asomándose a la portería de Kepa, el exguardameta del Athletic de Bilbao. Era cuando el Chelsea se limitaba a sobrevivir asustado como estaba por las ocasiones de Sterling, el ‘falso nueve’ de Pep, y Sané, un venenoso extremo zurdo, bello en sus galopadas, pero estéril en el remate final.

Fueron esos minutos en los que Sarri estaba incómodo porque no tenía la pelota ni, por lo tanto, el control sin saber entonces que un zarpazo cambiaría todo. Guardiola, en cambio, lamentaba que tan exquisito fútbol colectivo no hallara la recompensa del gol. Gobernaba el City, achicaba pelotas el Chelsea. Ni rastro de Hazard, disciplinado como pocos en la presión, aunque sería mucho más influyente después. Ordenado Pedro en el trabajo defensivo, pero sin capacidad para el remate en una noche donde conquistar un metro cuadrado de espacio libre resultaba toda una epopeya.

LA LLEGADA DE KANTÉ

Salía bien desde atrás el conjunto de Sarri, pero no lograba conectar con su trío ofensivo. Un error en un pase, por muy irrelevante que parecería, invitaba al caos en un encuentro lleno de miles de decisiones tácticas. Era, en el fondo, una lucha tan equlibrada que cuando nadie lo esperaba llegó en el último suspiro de la primera parte el 1-0 del Chelsea. Una jugada en la que el City concedió demasiadas opciones de disparo hasta que Hazard, desaparecido hasta ese momento (m. 45), encontró la diminuta figura de Kanté, un interior que venía libre de marca, para batir a Ederson. Primer disparo a puerta, primer gol para el equipo de Sarri.

Después, el Chelsea se sintió mucho más tranquilo. Al City, sin embargo, le entraban las prisas. Guardiola colocó al nueve auténtico con la entrada de Gabriel Jesús. Pero no tenía ya su equipo la fluidez ni la solvencia de la primera parte, al menos en el juego. Además caía lesionado David Silva y el partido ya no se parecía en nada al de la primera parte. Hasta que David Luiz cabeceó ese primer lanzamiento desde la esquina que certificó la condición de equipo terrenal para el City.