Tras la eliminación en Copa
El Madrid llega al clásico con la cabeza en Europa
El equipo de Solari afronta otra visita del Barça sin demasiadas esperanzas de remontar en Liga y a tres días de jugarse la temporada en la vuelta de octavos de Champions
Sin más salvavidas a la vista para reflotar la temporada que la Liga de Campeones, el Madrid encara el segundo clásico de la semana entre la autocomplacencia por el buen juego en la primera parte de la semifinal de Copa y la contrariedad por la contundente eliminación ante el Barça, todo a tres días de recibir la visita del Ajax para resolver los octavos de final de la Champions, el único título al alcance de un equipo impotente ante la máxima exigencia.
Como una aldea bárbara intentando atacar a una legión romana en los años de esplendor imperial, la única estrategia que el Madrid está en disposición de presentar depende de una puesta en escena precisa y rigurosa, en la que no cabe desperdiciar las ocasiones de gol los momentos puntuales de superioridad en el partido.
Más que a una realidad fáctica, las buenas noticias del Madrid se adscriben a un proyecto de futuro. El Madrid de Solari no está en disposición de llevar el peso de un partido de máxima exigencia, como un equipo pequeño que va a casa del grande a intentar dar la sorpresa y juega supeditado a aprovechar el impulso inicial a base de presión y velocidad. Esa fue y será la apuesta del Madrid.
LA ESPERANZA BLANCA
Me gusta mirar lo positivo y Vinicius, en particular, tiene muchas cosas muy buenas. El Barça nos remató dos veces a puerta, hicimos muchas cosas bien, reivindicó Solari en la previa, sin poder despegarse la sombra de la que la falta de gol condenó, y puede seguir condenando, a un Madrid que parece no dar más de sí, sin recursos para abastecerse.
Fuera de la final de Copa y encomendado a una recuperación milagrosa de la efectividad goleadora para remontar la temporada, la Champions vuelve a ser, una temporada más, el único sustento sólido del equipo de Solari. El clásico es poco más que una cuestión de orgullo para un equipo sin la constancia necesaria para aspirar a recortar el puñado de puntos, ahora son nueve, que le separan de la pelea por el título liguero.
Solari, que en la previa repartió atenciones y elogios entre sus jugadores con menos protagonismo, incluido Isco, está abocado a refrescar un equipo titular con piezas extenuadas y un fondo de armario de camino a apolillarse.
ROTACIONES
Respecto al equipo que perdió en Copa, un desapercibido Navas dejará su puesto a Courtois, flanqueado por una defensa maltrecha. Solari puede renovar los laterales con Odriozola y Marcelo, mientras que la sanción de Nacho obliga a Varane, con la rodilla maltrecha tras su gol en propia puerta, y a Ramos, con molestias musculares, a formar en el once.
Ceballos en el centro del campo, incluso Valverde por un Casemiro en el foco de las críticas, tienen posibilidades de ser titulares junto al desbocado Bale, sin reparos para mostrar sus enfados públicamente, eximido de toda culpa por un Solari que intenta ignorar el problema a ver si no termina de estallar antes del final competitivo de la temporada.
La pelea de Isco va un poco más allá, es por entrar en una convocatoria que se anunciará la mañana del partido, sin hueco en el once ni entre las primeras alternativas de Solari, entre las que aún está un Asensio a la espera de más oportunidades.
El argentino está caminando por el filo del precipicio, a punto de perder demasiados jugadores para una causa cada vez más escuálida, desde Isco hasta Bale, por diferentes motivos, hasta los minutos escasos con los que cuenta Asensio, Ceballos o Mariano, cada vez más abajo en la lista de prioridades del técnico y fuera de las últimas convocatorias.