Diario de León

FÚTBOL | PRIMERA DIVISIÓN

Zidane enchufa al Madrid

La plantilla cierra filas con el francés, que pretende recuperar a parte del equipo que le hizo tricampeón de Europa Bale, Isco, Asensio y Navas vuelven a sonreír.

Zinedine Zidane anima a sus jugadores durante el partido ante el Celta. BALLESTEROS

Zinedine Zidane anima a sus jugadores durante el partido ante el Celta. BALLESTEROS

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Óscar Bellot | Madrid
León

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Zinedine Zidane abrió su segunda etapa en el banquillo del Real Madrid rebuscando talento entre los escombros que dejó Santiago Solari. Allí encontró a Isco, que sólo jugó 212 minutos de Liga con el argentino. Agradeció la fe del marsellés con el gol que permitió al Santiago Bernabéu festejar un triunfo tras cuatro naufragios consecutivos en casa de los blancos.

De ellos rescató también a Bale, que entre lesiones y desidia había perdido la confianza del rosarino. Apostó por el galés, al que dio por perdido al término de su primer periplo como técnico del conjunto de Chamartín, y vio cómo el ‘11’ replicaba con un encuentro de lo más completo, sacrificado en defensa como casi nunca y letal en ataque ya que además de la diana, dejó un puñado de centros atinados que hubiesen abocado al Celta a una goleada de contar el Real Madrid con un depredador como el que tuvo las nueve temporadas anteriores. De las ruinas sacó asimismo a Marcelo, que demostró que incluso en baja forma es uno de los futbolistas más desequilibrantes del continente. Y devolvió la ilusión a Marco Asensio y Keylor Navas, otros dos que cuentan con el respaldo de un preparador que ha devuelto al vestuario la armonía perdida.

Hay pocos que no se congratulen con el retorno del hombre que forjó una hegemonía incontestable. A diferencia de sus predecesores en un año tempestuoso, Zidane suscita un respeto reverencial. Su leyenda supera a la de cualquiera de sus pupilos, que confían en sus dotes de prestidigitador para remontar el vuelo. Poco innovó en su triunfal reencuentro con la parroquia del Real Madrid. Prefirió viajar al pasado antes que otear el futuro como Solari. Solo las ausencias de Carvajal por lesión, de Casemiro por sanción y del ‘bianconero’ Cristiano Ronaldo le impidieron repetir el once que plantó en las dos últimas finales de la Champions. Rehabilitar antes que revolucionar fue el mantra con el que volvió ‘Zizou’ a un Bernabéu entregado a su flor que vibró mucho más con el emotivo vídeo que se proyectó antes del partido recopilando hazañas del galo que con el juego de su equipo, monótono en la primera parte y más aseado en la segunda.

Sacó el triunfo el Real Madrid, a lo que contribuyó en grado nada desdeñable un Celta sumido en una profunda depresión. Un rival de mayor enjundia no hubiese desaprovechado contras como la que finalizó Boufal pasándole el balón a Keylor Navas. Quedó claro que Zidane tiene una ardua tarea por delante.

Salió satisfecho con todo el tricampeón de Europa, que se felicitó por el hecho de que sus futbolistas fuesen de menos a más. «Las sensaciones son buenas. Al final conseguimos un buen resultado, que es lo que buscábamos.El inicio no fue bueno, pero es normal porque había que tener paciencia. El final de la primera mitad fue mejor y la segunda mucho mejor. Hemos terminado mejor que hemos empezado y eso significa que físicamente estamos bien», defendió Zidane.

Alejado de parlamentos grandilocuentes, Zidane sabe que su mayor activo es el carisma. «El discurso a los jugadores ha de ser sencillo, pero que les llegue», dijo tras su reestreno. Mientras los hechos desmintieron la defensa verbal que hizo Solari de los pesos pesados del plantel, Zidane acudió a sus antiguos baluartes, abriendo incluso el debate sobre la portería que parecía enterrado con la llegada de Thibaut Courtois. La directiva siempre quiso un portero de perfil distinto al de Keylor Navas, que se veía fuera del Real Madrid hasta que la vuelta del galo ha cambiado su situación. Al menos de momento.

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