Diario de León

FÚTBOL | LIGA DE CAMPEONES

El despido acecha a Valverde

El entorno del Barça exige una medida drástica tras otra humillación europea y Bartomeu ya se planteó el cese del técnico tras lo ocurrido en Roma hace un año.

El Liverpool humilló en Anfield al Barcelona, que dejo escapar la ventaja de tres goles que consiguió en la ida. NEIL HALL

El Liverpool humilló en Anfield al Barcelona, que dejo escapar la ventaja de tres goles que consiguió en la ida. NEIL HALL

Publicado por
p. rÍOS | bARCELONA
León

Creado:

Actualizado:

Ernesto Valverde acababa contrato esta temporada tras firmar por dos años en el verano de 2017, pero en febrero renovó hasta 2020 con una campaña más opcional hasta 2021. El Barça ha revalidado el título de Liga con solvencia y sigue aspirando a su segundo doblete nacional consecutivo porque el 25 de mayo disputará la final de Copa ante el Valencia en el Benito Villamarín de Sevilla.

Sin embargo, tras el ridículo de Liverpool nadie puede asegurar en la jornada de reflexión que el Txingurri vaya a seguir en el banquillo azulgrana. En primer lugar, porque Josep Maria Bartomeu es un presidente ideal para una empresa, no para un club. Es un buen gestor y tiene otras virtudes, pero no sabe de fútbol. Como mucho domina algo de baloncesto, el mundo en el que se formó. Por ello es demasiado sensible al ruido mediático y a la influencia de las redes sociales, motivo, sin ir más lejos, por el que se fue a Amsterdam a fichar en persona a Frenkie de Jong viendo que los directores deportivos y economistas del club no avanzaban y que el centrocampista holandés se encaminaba hacia el Manchester City de Pep Guardiola, precisamente el ‘enemigo’ en cuanto a liderar la bandera del estilo. Leyó y escuchó que iba a ser el gran error de futuro del club, una nueva traición a la filosofía de Johan Cruyff, y preparó la chequera. Como en los viejos tiempos.

Y ese regreso a otra época invita a pensar que Bartomeu y sus directivos deben estar planteándose la posibilidad de romper el contrato de Valverde e indemnizarle. Se culpa en el entorno al entrenador azulgrana de la remontada del Liverpool por haber planteado el partido con el estilo más alejado del ADN culé. Y eso es muy grave por estos lares. Renunciando al control del juego, accediendo a mantener un pulso de ida y vuelta con un equipo más preparado físicamente para ello. No importa que en esa lotería el Barça tuviese ocasiones más claras que el Liverpool, con cinco paradas cruciales de Alisson. Pero el balón no entró y queda el 4-0.

Llueve sobre mojado

Si en Roma, tras aquel 3-0 mucho más apático por todas las partes en un partido sin respuesta del entrenador, Bartomeu ya estuvo a punto de despedir al día siguiente a Valverde, ahora se puede esperar algo parecido aunque esta vez sí había preparado algo. Salió mal por la falta de puntería, pero el plan estaba meditado. Entonces el presidente se serenó con los días y acabó dando valor al doblete que todavía no se había ganado. Pero el enfado fue mayúsculo, trascendió en la prensa y llegó hasta los oídos de Valverde, quien ya sabe a lo que se expone con alguien que consulta Twitter y que escucha y ve tertulias barcelonistas en radio y TV.

En segundo lugar, hay que ponerse en la piel de Valverde, quien puede pasar a la historia del club por dos dobletes de títulos (con permiso de un Valencia que ahora debe estar frotándose las manos para aprovechar la crisis que se avecina) y un doblete de fracasos monumentales en la Liga de Campeones. El fútbol es tan injusto que hacen más daño dos remontadas como las sufridas en Roma y Liverpool, pese a los buenos partidos de ida, que eliminaciones con resultados más ajustados en ambos encuentros aunque hayan sido peores en líneas generales. Una cosa es caer sin tener nada (1-1 y 2-1, por ejemplo) y otra es sucumbir cuando ya pareces tenerlo todo (4-1 y 3-0; 3-0 y 4-0, sin ejemplos, es la realidad). No es de los que se rinden, pero ahora llegan días en los que valorará si se ha roto algo en su relación de confianza con la plantilla y no se puede descartar una dimisión a final de temporada, o una marcha negociada, ante la presión popular de los que quieren regresar al estilo azulgrana más purista.

tracking