BALONMANO
Juanín brinda su última faena a León
Los leoneses no fallan en el adiós del extremo leonés y acaban la Liga cuartos a la espera de recibir invitación para la EHF
Cayó el telón y como en los buenos finales lo hizo a lo grande. Sin épica final (28-21) pero con un guión made in Hollywood que las estrellas del Abanca Ademar interpretaron sin titubear justo cuando el ‘artista’ se vio obligado a brindar su última función antes de lo que hubiera deseado. Y lo hizo liderando a un conjunto leonés embriagado por tanta muestra de afecto desde mucho antes que la bocina marcase el inicio de partido.
No quería Diego Dorado que el tercer acto —el de las despedidas y sobre todo el del sentido homenaje a Juanín García— desviase la atención de los suyos que, por encima de todo, se jugaban el acabar cuartos en Liga, con la Copa del Rey en el bolsillo y la esperanza de que las puertas de Europa se le abran de par en par vía EHF. Para eso habrá que esperar, pero el técnico gijonés ha cumplido su parte del trato. Y aunque el antagonista de esta película —el Guadalajara— no se jugaba otra cosa que la honra de vencer en su feudo al equipo ademarista, se iba a tomar muy en serio el papel. Sobre todo en los primeros treinta minutos. Fue allí donde se atrevió a tutear a los leoneses, cortocircuitando cualquier conato de contragolpe con una defensa de hierro. Y para cuando lograban echarla abajo, Hombrados dejaba claro que la batalla no iba a resultar sencilla. Lo comprobaron Juanín y Mario López en sus propias carnes. Pasado el primer cuarto, los de César Montes mandaban en el marcador silenciando a un Palacio más pendiente de ovacionar a su ídolo que del choque en sí.
Atascados en el tiro exterior y en el ataque posicional, los de Dorado no daban con la tecla hasta que Rodrigo Pérez saltó a la pista. Secundario de lujo, el leonés se echó el equipo a la espalda logrando el Óscar al mejor director de la tarde. Quizá muchos se acuerden de él la próxima temporada. Con él a los mandos, el Ademar le daba la vuelta al resultado para marcharse 15-13 al descanso y lo más importante, para no volverse a ver por detrás en el luminoso.
Tras el paso por vestuarios, Biosca se sumó al día de las despedidas con otra actuación memorable. Dos paradas consecutivas le dejaron claro a los manchegos que habría final feliz. Todo el mundo esperaba el gol del extremo leonés y aunque se resistió —no fue hasta el 20-16— fue capaz de poner en pie a las cerca de 4.000 almas que ayer vistieron las gradas. Carou y Simonet echaron el cerrojo atrás al tiempo que Ligetvári se despedía a su manera de León con dos misiles a la red y Pesic hacía lo propio con sus últimas tres dianas. Suya fue una de las ovaciones más sentidas de la tarde. Los últimos diez minutos resultaron mero relleno, juegos de artificio a la espera de la traca final. Colgó las botas el máximo goleador de la historia de la Asobal. El artista en el alambre. La leyenda viva.