Golden State iguala la final de la NBA con una sufrida victoria ante los Raptors
Un triple de Iguolada en los últimos segundos da la victoria a los californianos en el segundo partido de la serie
Los Golden State Warriors tuvieron que sudar sangre para empatar la final de la NBA contra los Toronto Raptors en el segundo partido disputado en tierras canadienses. Los campeones de los últimos dos años hicieron valer un tercer cuarto prodigioso para recuperar el mando del partido y poner tierra de por medio cuando parecía que el sueño de los canadienses de hacerse por primera vez con el anillo empezaba a tomar cuerpo. No fue en ningún caso un paseo. El equipo de Kawhi Leonard y Marc Gasol, que estuvo más discreto que el pasado jueves, nunca se descompuso. Tiene recursos, banquillo y una fuerza mental de grafeno. Acarició el empate a segundos del final hasta que apareció el veterano Iguolada para poner las cosas en su sitio. Al final, 104-109 y empate a uno en la serie.
La final se traslada ahora a tierras californianas, donde se jugarán los dos próximos envites. El factor campo para los Warriors será un bálsamo para compensar el tamaño de su enfermería. Tango Kevon Looney como Klay Thompson tuvieron que retirarse lesionados, el primer con una contusión en el pecho y el segundo con una tendinitis en el muslo. La suerte es que parece que Kevin Durant podría reaparecer el miércoles. Thompson había sido hasta su percance fortuito a pocos minutos del final el gran cañonero de la escuadra de Oakland con 25 puntos, dos más que Stephen Kurry, cinco rebotes y cinco asistencias. El escolta fue el mejor de los visitantes junto a Draymond Green, que estuvo en todos lados y supo apagar a Pascal Siakiam, la figura más decisiva del primer encuentro, para acabar con 10 rebotes, nueve asistencias y 19 puntos.
Ha sido una gran victoria. Tenemos que ir a casa, proteger el factor campo y ver qué pasa con todas estas lesiones, dijo el entrenador de los Warriors, Steve Kerr. Estoy muy orgulloso de nuestro equipo y particularmente de nuestra gente en el banquillo.
El Scotiabank Arena volvió a ser una caldera para ver a los suyos hacer historia: por primera vez, una bandera canadiense en el pedestal más alto de la NBA. Fuera del estadio, en el Parque Jurásico, había tanta gente como dentro, unas 20.000 personas, que siguieron el encuentro a través de pantallas gigantes. Los campeones de la Conferencia Este no han venido a completar la foto. Se comen la pista y defienden como gladiadores. Tras un inicio lleno de alternativas, con Leonard nuevamente en el papel de estrella (34 puntos, 14 rebotes, tres asistencias), tomaron el mando en el segundo cuarto para irse al descanso con cinco puntos de ventaja.
Un Kyle Lowry más atinado que el jueves y el relámpago Fred Vanvleet suplieron la falta de acierto de Siakam. Gasol no acabó de encontrar nunca la precisión con la muñeca y tuvo una noche complicada bajo los aros en el cuerpo a cuerpo con DeMarcus Cousins, que reapareció después de mucho tiempo en el cinco inicial de Kerr. Acabó siendo la gran pesadilla de los locales en la zona caliente, una dinámica a la que contribuyó después el australiano Andrew Bogut. Tras el partido redondo de Gasol el jueves, su equipo le echó de menos. Seis puntos, seis rebotes y dos asistencias.
La clave del desenlace estuvo en el tercer cuarto. Con una Raptors negados en ataque, los Warriors lo metieron todo, una medicina que ya probaron los Cavaliers de LeBron James en las cuatro finales consecutivas que disputaron contra los Warriors. (Tres de ellas las ganaron los californianos). Saliendo del descanso, los visitantes encadenaron un parcial de 18-0 que rompió la igualdad imperante hasta entonces para dejar mudo al respetable.
Lo más preocupante para los Warriors es que los canadienses supieron recomponerse cuando todo invitaba a ahorra fuerzas y navegar sin velas hasta la bocina final. Remaron como piragüistas furiosos. Un triple de Danny Green les dejó la victoria a tiro cuando faltaban apenas dos posesiones, pero entonces llegó André, el gran Iguolada, y rompió el aro desde los siete metros para dejar en tablas la serie y levantar el brazo de los campeones.