Sara Llana brilla por partida doble
La leonesa cierra la Universiada con el sexto puesto en las finales de aro y mazas.
MIGUEL ÁNGEL TRANCA | LEÓN
Sara Llana recordará la Universiada de Nápoles por mucho tiempo. Su gran actuación en el concurso internacional, que le reportaba una notable 12ª posición en la general y su clasificación para dos finales, en las que ayer también brillaba con luz propia, eran la mejor demostración del salto hacia adelante de la pupila de Ruth Fernández, que tras superar un 2018 irregular a causa de las lesiones está empezando a mostrar la calidad y virtudes que le situaban como la digna sucesora de todo un referente para la gimnasia rítmica española, su amiga y compañera durante años de entrenamientos, Carolina Rodríguez.
Ayer, en la tercera entrega de la Universiada de Nápoles, Sara se enfrentaba a las finales de mazas y aro a las que llegaba como una de las ocho mejores tras el concurso general. Y sobre el tapiz volvía a mostrar todo un repertorio de ejercicios a la altura de las mejores gimnastas del mundo. Las medallas se le escapaban pero no el acabar en la sexta posición en ambas finales en las que arrancaba un buen número de aplausos dada su espectacularidad y la solvencia a la hora de afrontar, como si fuera una rutina normal, ejercicios de alta dificultad.
En aro, la gimnasta del Club Ritmo lograba una puntuación de 18,900 (7,900 en ejecución y 11,000 en dificultad) quedándose no muy lejos de las medallas en una final que se apuntaba la gran favorita, la rusa Ekaterina Selezneva por delante de Julia Evchik y Yeva Meleshchuk.
También estuvo notable la leonesa en el ejercicio de mazas logrando también el sexto peldaño en el cuadro de honor con una puntuación por parte de las jueces de 17,700 (8,000 en ejecución y 9,700 en dificultad). A lo más alto del podio subió la ucraniana Yeva Meleshchuk. Sara cerraba así su presencia en la Universiada de Italia, donde participaba por primera vez. Además era la única representante española. La leonesa no acusó la presión y brilló en todas las rotaciones, demostrando que su sitio está entre la élite internacional de la gimnasia. Y también que cada año que pasa su calidad y relevancia sobre el tapiz crece de la mano de su entrenadora Ruth Fernández, que también preparó durante toda su trayectoria deportiva a Carolina Rodríguez, la única gimnasta que logró ser olímpica con 30 años. Estuvo en tres Juegos.