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León

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ÓSCAR BELLOT

Con semejantes virtuosos, era cuestión de tiempo que el Real Madrid comenzase a afinar su melodía. Eden Hazard y Karim Benzema desenfundaron el violín y compusieron una sinfonía convincente ante el Red Bull Salzburgo (0-1) para aliviar a un madridismo inquieto con la pobre pretemporada de los blancos.

Selló el cuadro de Zinedine Zidane su segunda victoria tras las vacaciones aferrado a la magia del belga y el francés, goleador el primero y asistente el segundo en lo que supuso el retorno del conjunto de Concha Espina a tierras austríacas once años después para validar el ensayo del marsellés, que recuperó la defensa de tres centrales con la que experimentó en cierto tramo de la campaña 2016-2017 y contuvo la sangría de un equipo que venía de encajar 16 goles en sus cinco duelos anteriores, aunque con mucho sufrimiento en la segunda parte, cuando el orden dio paso a un correcalles, ya sin el factor corrector de Casemiro en lo que no fue sino otra muestra de lo imprescindible que es el brasileño.

Ante un Red Bull Salzburgo más rodado, con dos victorias en otros tantos partidos de la Bundesliga austríaca, el Madrid se vio exigido de inicio por la pujante presión del equipo centroeuropeo. Una pérdida de Casemiro habilitó la primera aproximación venenosa del conjunto de la bebida energética.

Atemperada la nervuda puesta en escena del Salzburgo, el Madrid se adueñó balón y amenazó a partir de la sociedad tejida por Hazard y Benzema. De una jugada trenzada entre el francés y el belga nacería el estreno goleador del llamado a ser bandera del nuevo proyecto de Zidane. Sirvió el ‘9’ y ajustició el ‘50’ tras perfilarse con esa diestra que tantos estragos ha hecho en la Premier.

Retiró Zidane a Militao y Casemiro tras el descanso mientras el Salzburgo revolucionaba su once. La mayor frescura de piernas elevó la intensidad del conjunto austríaco, que puso en apuros al Madrid al comienzo de la segunda parte. Tuvo el empate Daka, pero la vaselina del zambiano se fue alta cuando Courtois avizoraba ya el gol. Fueron minutos de zozobra para el equipo de Zidane, que alistó a Jovic para conceder oxígeno a Harzard tras una hora notable del crack. Tuvo un gol claro pero continúa negado de cara a gol.