Desafío entre la selva, los cafetales y un volcán
MIGUEL ÁNGEL TRANCA
Cafetales, selva y todo un volcán activo como el Nevado del Ruiz. Tres ingredientes que han hecho de la Leyenda del Dorado en Colombia una de las pruebas de bicicleta de montaña más duras del mundo. Tal vez la más peligrosa y exigente en materia deportiva. Pero no inalcanzable para los leoneses Carlos Jovellar e Israel Nicolás. Para estos dos bikers las siete etapas con más de 450 kilómetros y 15.000 metros de desnivel positivo acumulado aderezaron el mejor condimento posible para los intrépidos, la ilusión por llegar a meta, por convertirse en un ‘finisher’.
No fue fácil pero Carlos e Israel hicieron realidad un reto al alcance de pocos. No sólo por lo costoso, también porque cada año sólo son admitidos 250 participantes de todo el globo terráqueo para confirmar los 125 equipos de dos ciclistas que deben buscar su porción de gloria. Si el terreno se lo permite.
Campeones del mundo como Sauser, Lakata, Ferreira y Sonya Looney son habituales. Para ellos lo imposible no existe. Tampoco para Jovellar y Nicolás que se embarcaban hace unas fechas en una carrera única, catalogada por la UCI como S1 y sin duda con el marchamo de una de las más duras, tal vez la más, deportivamente hablando a nivel internacional.
Por ese motivo completar las siete etapas que iban desde las cinco horas de trayecto la más rápida y hasta 12 la más exigente fue un logro para ellos. Su presencia en el top-50 de la genera y el puesto 13 de Máster 40 son el más fiel reflejo de que su presencia en tierras colombianas no fue de turismo, todo lo contrario.
La Rochela, Salamina, Neira, Maizales y nada menos que el Parque Nacional Los Nevados que tras la tragedia del Nevado del Ruiz apenas abre sus puertas se convirtieron en el mejor libro de ruta para Carlos e Israel. “Ha sido una experiencia única, tal vez la más bonita y la vez dura que hemos tenido que afrontar” apunta Jovellar para el que como a Israel la bicicleta es su forma de vida. “No pensábamos que fuera tan dura e incluso llegamos a pensar que acabar iba a ser bastante complejo, pero aquí estamos” remarca con el gesto de satisfacción en su mirada. La misma que su compañero de aventura. Porque el trabajo en grupo es fundamental en este tipo de pruebas (la distancia entre ambos no puede ser nunca superior a los dos minutos).
Pero ahí estaban en la línea de salida junto a otros 248 rivales, siete de ellos españoles. Muchos colombianos pero también norteamericanos, franceses, ingleses, canadienses y alemanes, por citar sólo algunas nacionalidades (el número llega a las 25). Con un público entusiasta que los arropaba en cada una de las etapas. Incluso en las zonas de mayor exigencia y casi inaccesibles (“parecían etapas del Tour”, esboza Carlos) los dos leoneses fueron completando el reto. Y sin duda el más exigente el de la etapa reina por el Parque Natural Los Nevados. Allí les espetaba una ascensión tan inhóspita como espectacular y también peligrosa hasta llegar al mismo cráter del Nevado de Ruiz, un volcán activo que exigió unas medidas extraordinarias de seguridad a la organización y también la fuerza de voluntad y sacrificio de los participantes para alcanzar los 4.770 metros de altitud. Hasta una treintena de kilómetros por el volcán conformaron el libro de ruta de la prueba, de una jornada que se alargó para los leoneses algo más de diez horas.
«Para nosotros fue la etapa que nos ha dejado más huella, tanto por su dureza que nos exigió dar lo mejor de nosotros como por su espectacularidad. Llegamos rendidos a la meta pero con el dulce sabor de boca de haber superado un día con nota y en unas condiciones muy adversas”, apunta Jovellar. El calor y la humedad tampoco pudieron con ellos. “Y eso que en la cima del Nevado del Ruiz nos encontramos nieve”. Cifras como un desnivel acumulado de 3.500 metros positivos en apenas un centenar de kilómetros reflejan bien a las claras lo que tuvieron que encontrarse por delante Carlos Jovellar e Israel Nicolás con sus bicicletas de montaña. Y por sendas y caminos en los que las trampas de la naturaleza también estuvieron presentes.
Todo para completar una Leyenda del Dorado que en su cuarta edición contó con protagonismo leonés. Siete etapas a la cual más dura no disminuyeron, todo lo contrario, su pasión por hacer de su reto colombiano una prueba exitosa de deporte, aventura y también de supervivencia. No ha sido la primera ni será la última para estos dos bikers leoneses. De apellido Jovellar y Nicolás.