Tenis
Rafa Nadal, gigante del tenis mundial
Nadal escribió otra página memorable en US Open después de luchar cuatro horas y 51 minutos para vencer en la final a Medvedev. Una nueva gesta para un tenista de leyenda que ya acumula 19 'majors' en sus vitrinas
Pocas banderas españolas en el Arthur Ashe Stadium. No hacían falta, Rafa jugó en casa. Y es que la conexión de Nadal con el público neoyorquino ayudó sin duda a que el tenista español agrandase su leyenda, pues suma ya cuatro Abiertos de EE.UU y 19 Grand Slams, a solo un ‘major’ de Federer. Nadal sufrió y mucho para ganar al ruso Medvedev y, cuando el número cinco en el ránking de la ATP forzó un quinto set desplegando un gran juego, Reclamó con los brazos en alto el apoyo de los aficionados, que no le defraudaron y corearon ‘Rafa, Rafa’.
A Nadal le va Flushing Meadows y se mueve como pez en el agua, no sólo porque su electricidad conecta con un público amante del espectáculo tenístico, sino porque sabe encajar en un ambiente en el que se le ve sintonizar y hacer bromas, ya sea lanzándole bolas al mítico McEnroe en su cabina de comentarista de televisión o, como en cuartos, elogiando a otro ídolo local, Tiger Woods, que acudió a apoyarle en una noche de golpes memorables del balear.
En la final la conexión con el público se sintió más que nunca. Ha sido capital. Incluso Nadal ganó a Medvedev ya al principio, pues sólo aparecer el mallorquín en la pista central ataviado con sus muñequeras y cinta de cabeza morada, el público rugió a su favor. ‘Vamos Rafa’, ‘Come on Rafa’, coreaba tanto en español como en inglés. Por contra, Medvedev fue recibido con algunos silbidos. No obstante, a medida que pasaba el partido los aficionados reconocieron al jugador ruso su pundonor con aplausos, pues llegó a forzar un cuarto set y luego un quinto para acabar el partido 7-5, 6-3, 5-7, 4-6 y 6-4. El ruso puso a Nadal contra las cuerdas, el espectáculo subió enteros y eso se agradece.
Es verdad que en esta edición del Abierto, Nadal ha tenido un cuadro más cómodo y que la lesión de Djokovic y un Federer que perdió tocado le han evitado duelos del más alto nivel.
Pero también es cierto que a sus 33 años de edad ha sabido frenar a figuras emergentes, nuevas generaciones, como Medvedev, diez años más joven que él, y que lo ha hecho con un tenis de muchos quilates y un gran poder mental en los momentos complicados, como durante gran parte de las cuatro horas y cincuenta y un minutos que duró la final del US Open. Hizo lo mismo con Berrettini, Milic o Schwartzman. Nadal supo sufrir en los momentos complicados, siempre muy concentrado, para luego, no ceder el saque y, por último, rematar con máxima autoridad el partido, con un mejor tenis y sobre todo con una mayor mentalidad y regularidad.
Pero con Medvedev costó mucho más, puesto que el ruso, que devuelve todas las bolas y tiene una gran capacidad física pese a su delgadez, se lo ha puesto muy difícil, sobre todo al hacerse con la tercera manga por 5-7, ganar el cuarto set y poner a Nadal ante el abismo en el quinto. El ruso obligó a Nadal a poner una marcha más.
El balear supo no desconcentrarse y seguir a la suya. Parecía que el español iba a ganar fácil y no fue para nada así. Tuvo que tirar de veteranía y agotar el tiempo de saque, por lo que fue amonestado en hasta en tres ocasiones. Al final, Nadal se hizo con el partido, cayó rendido en la pista y se le vio llorar emocionado ante un vídeo que la organización puso en el estadio en el acto de entrega del trofeo, en el que pudo recordar en imágenes los grandes triunfos de su carrera deportiva. Fue una victoria sentida; su familia no dejaba de abrazarse tras la victoria.