Una alfombra roja para Neymar
RODRIGO ERRASTI | MADRID
Gerard Piqué no tuvo problemas ayer en reconocer que este verano estaban deseando que Neymar volviese dejando «la jaula de oro» que para el brasileño es el PSG. «Lo que se dice es que quiere volver al Barcelona, sí. Nosotros lo que le planteamos al presidente era que si nos teníamos que retocar el contrato lo hacíamos. Porque sabíamos que estaba el tema del ‘fair play’ y la relación con el presidente siempre ha sido muy buena. En vez de cobrar lo que tengamos que cobrar el primer año, lo pasamos al segundo, tercero o cuarto para que Ney pueda entrar, si es que este es el problema. Nosotros al final siempre queremos ir de la mano con el club. Si podemos ayudar a que el club no tenga este problema, no teníamos ningún problema. El club dijo que le parecía bien, pero después se complicó», reconoció Piqué en un acto en Madrid para promocionar su Copa Davis.
El defensa, que por ahora dice no tener en mente presentarse a la presidencia al ser incompatible con su empresa, analizó la situación deportiva actual del Barça y recordó que «lo importante es aguantar en todas las competiciones». «Los primeros seis meses de competición es ir tomando el pulso, no ir perdiendo ninguna de ellas y llegar a febrero con opción de ganarlas todas. Esto en el Barça lo hacemos bien», explicó, antes de negar que las palabras de Marc-André ter Stegen tras el partido ante el Slavia hubiesen sido un problema. «Parecía que se acababa el mundo después de Praga y eso que habíamos ganado», ironizó.
Otro asunto bien distinto que acabó de manera distinta a lo que el defensa esperaba es el clásico, que al final se jugará el 18 de diciembre tras un aplazamiento del Comité de Competición por cuestiones de seguridad tras los disturbios en Barcelona que «no hacía falta», según Piqué. «Yo desde que tengo sentido común, en un estadio no ha habido violencia. Ese fin de semana se jugó un Espanyol-Villarreal y no sucedió nada. ¿Por qué no va a suceder el 18 de diciembre lo que tenía que haber pasado este fin de semana? Para mí, fue magnificar un problema que no había. Creo que para la Liga y para los clubes no era lo mejor. Creo que la Liga, como competición, y los clubes, tienen que coger el toro por los cuernos y asegurar que el espectáculo siga», explicó antes de reconocer: «La rivalidad que hay entre el Barça y Madrid siempre la he llevado al límite. A veces me he pasado, pero en el momento en el que me saco la ropa de mi trabajo y paso a ser una persona de la calle, la rivalidad ya se queda ahí», dijo.