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Zverev desdibuja a un irreconocible Nadal

El español completa un partido nefasto en su debut en las Finales ATP y cae ante el alemán.

Rafael Nadal devuelve una pelota a su contrincante. CHRISTOPHE PETIT TESSON

Rafael Nadal devuelve una pelota a su contrincante. CHRISTOPHE PETIT TESSON

Publicado por
Enric Gardiner | Madrid
León

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En la preocupación por el abdominal, otro factor lastró a Rafael Nadal en su arranque en las Finales ATP. El mal juego desplegado, unido a una actitud apática en la que quizás incidió el miedo a los problemas físicos, empedró el camino del español en Londres. Cayó con muy malas sensaciones ante el alemán Alexander Zverev (6-2 y 6-4) y se complica sus opciones en el gran torneo que históricamente peor se le da. Más allá de malos augurios y maldiciones, lo que preocupó de Nadal fue su actitud y su juego. Se perdió en un mar de errores no forzados (17 en total) y no forzó a su rival a hacer un esfuerzo sobrehumano. Nadal jugó mal y Zverev sacó excelente, podría ser el resumen de la película.

Su salida a pista, ante una audiencia de 15.000 espectadores, preveía que todo estaba en orden. Llevaba entrenándose desde el miércoles en Londres, había sacado varios días con intensidad y el problema de París-Bercy parecía olvidado y metido en un cajón. Su primer juego dio alas a esa teoría. Sirvió bien, sacó adelante el juego y se encaminó a mirar de tú a tú a Zverev, vigente campeón del torneo, pero muy lejos de su mejor nivel. El alemán es un peligro en estas pistas, pero Nadal le dominaba por 5-0 en el cara a cara. Nunca se habían medido bajo techo eso sí. Era la única duda en la estadística. Pero los datos se borraron cuando el de Hamburgo encontró la escopeta de los cañonazos.

El saque fue terrible, imposible de contestar. Once saques directos que parecieron treinta. Un porcentaje de puntos ganados con el primero que rozaba el 90%. Era una escabechina mientras que Nadal, irreconocible, regalaba bolas a media pista, subía sin sentido a la red y no se encontraba en Londres. Como si el Nadal que hace nada entrenaba al 100 % hubiera perdido sus poderes y quedado a merced de lo imprevisible. Y lo imprevisible resultó en que Zverev volvió a parecerse al del año pasado. Al que despachó a Federer y Djokovic y se alzó como Maestro contra todo pronóstico. Una cenicienta con confianza tiene peligro, pero es que además Zverev tiene experiencia. No se arrugó cuando más cerca vio la victoria. No le tembló el pulso para cerrar el primer set, con un contundente 6-2.

Se esperaba una reacción del balear que nunca llegó. No mostraba buena cara, aceptaba la derrota inminente sin enfadarse, sin airear más de la cuenta. Al alemán solo le hizo falta una rotura más para certificar lo que era inevitable desde que se desembocó el torrente de errores. Nadal perdió porque Zverev fue mejor. Simple. Ahora tendrá que esperar al miércoles para volver a saltar a pista. Lo hará contra el ruso Daniil Medvedev, su rival en la final del Abierto de los Estados Unidos y otra bomba en estas pistas. Ahí ya estará en juego su clasificación. Zverev, más tranquilo, buscará ampliar su racha en el O2 de Londres ante Stefanos Tsitsipas, verdugo este lunes del ruso.

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