Cerca de 3.700 aficionados llevan en volandas al equipo leonés en la mejor entrada del curso
PABLO RIOJA | LEÓN
Era una batalla para ganarla entre todos. Los tres goles de desventaja frente al Balatonfüredi no suponían una losa imposible de levantar pero cuanto menos habría que arrimar el hombro y la afición del Abanca Ademar lo entendió desde el primer momento. Lo hizo mucho antes de que la bocina marcase el inicio del encuentro y acabó por demostrarlo tiempo después cuando los jugadores les brindaron la victoria final —con remontada incluida—. Ayer la ‘parroquia’ blanca rozó los 3.700 fieles gracias, en parte, a las acciones emprendidas durante la semana por la directiva pero también al amor que sienten los seguidores por este equipo. No importó que se declarase como día de ayuda al club. Pocos quisieron perderse la cita.
Un partido en el que apretaron de principio a fin, animando a los suyos cuando era necesario y metiendo la presión de siempre al conjunto rival. Esto es León y el conjunto húngaro lo sufrió en sus propias carnes. Con el objetivo ya en el bolsillo, se desató la locura en la pista y sobre todo en las gradas.