Fútbol | Primera División
Zidane pacifica al Real Madrid
El regreso del técnico devolvió la ilusión a un equipo convulsionado
El Real Madrid vivió una montaña rusa emocional en este 2019 que cerró ante el Athletic desprovisto por primera vez de la escarapela de campeón del mundo tras 1.098 días de ininterrumpido reinado planetario.
Esperanzados en enero por una efímera reanimación al dictado de Solari que les permitió recuperar la sonrisa hasta que el Girona les confrontó con su triste realidad una soleada mañana de mediados de febrero, los blancos se estrellaron en dos clásicos sin espacio para el resuello y fueron decapitados por el Ajax la víspera de su 117 cumpleaños. Abocada a una crisis de profundas dimensiones, la entidad de Chamartín finiquitó al rosarino y tras amagar con la vuelta de José Mourinho, se encomendó al ganador del trienio de ‘orejonas’ sin freno, que nueve meses después de su inesperada dimisión aceptó regresar como parapeto de la tormenta.
El 11 de marzo volvía Zinedine Zidane al Santiago Bernabéu. Retornaba con su misma sonrisa tímida y una profesión de madridismo como simple explicación. «Vuelvo porque me llamó el presidente y como quiero al presidente y al club estoy aquí», dijo antes de afrontar un insípido tramo final de curso sin nada en juego para preparar la resurrección del conjunto de Chamartín.
La parroquia merengue arremetía contra la vieja guardia, con Marcelo, Kroos, Isco o Bale entre los principales señalados por una campaña horripilante, pero los cuatro figuraron en el primer once de la segunda etapa del preparador, que siguió dando carrete a los tres primeros aunque perdió la paciencia con el galés tras la derrota en Vallecas.
Con un plantel descompensado en el que proliferaban mediapuntas y Casemiro aparecía como único dique de contención, Zidane encaró la nueva campaña determinado a devolver el esplendor al antiguo régimen sin contravenir el deseo de la directiva de foguear a los nuevos talentos reclutados a golpe de talonario. El inicio fue descorazonador. Otro coqueteo con Mourinho que precedió a una escalada de más de dos meses que han dejado al Real Madrid mano a mano con el Barça en la Liga y citado con el Manchester City en octavos de la Champions.
Fiel a la ‘guardia de corps’ que le catapultó a la gloria en Milán, Cardiff y Kiev, pero apostando también por jóvenes diamantes como Valverde o Rodrygo que están respondiendo con creces a la confianza del técnico, Zidane ha enderezado al Real Madrid y le ha devuelto el orgullo y la ambición. Con Benzema como puntal a la espera del retorno de Hazard, que se vio frenado por una lesión de tobillo, los blancos vuelven a creer de la mano de su particular mesías.