Fútbol | Primera División
El Barça comienza el año con sonrojo (2-2)
El equipo azulgrana pierde dos puntos ante el colista tras quedarse con diez aunque termina líder la primera vuelta de la Liga
El Barça sufre ante equipos grandes y también lo hizo este sábado ante el colista. Es su sino este año. Ernesto Valverde no da con la tecla y su libreto quedó extinto hace tiempo. Al menos logró el vanidoso título de campeón de invierno pese a su empate ante el Espanyol , pero sigue dejando evidencias de que nada está ya bajo control y se ve abocado a su dependencia de las estrellas. El primer borrón en el año que recién comienza fue ante un equipo, el de Albelardo, que llegaba como colista y que hasta la fecha sólo había sumado dos puntos en su estadio.
Que el calendario haya mudado de hojas para dar la bienvenida a 2020 no ha supuesto cambio alguno en lo que el Barcelona plantea sobre el verde. Tampoco era de esperar que el libreto de Valverde cambiase cuando no lo ha hecho en tres años. Es evidente que se levanten más o menos títulos, el equipo necesita un giro a la actual situación. Porque más allá del resultado, de lo ocurrido antes y después del descanso, el Barcelona sigue teniendo los mismos problemas que en 2019 y cuenta con las mismas armas. No hay más. Con esto se afronta la posibilidad de ganar cuatro títulos o ninguno. Lo cierto es que para el dirimir el primero de ellos, la Supercopa, llega el equipo arrojando las mismas dudas que antes del parón navideño.
El nuevo Espanyol de Abelardo salió con las ideas muy claras. Necesita andar antes de comenzar a correr y así salió metido atrás para esperar las embestidas del conjunto culé. Pero llegó a convertirse en el líder del choque tras marcar el primer gol en el primero de los remates que tiraba entre los tres palos defendidos por Neto. David López asestó un notable testarazo que volvía a colocar al Barça contra las cuerdas. Nada nuevo bajo el sol del barcelonismo. Hasta que Messi y Luis Suárez con un disparo al palo hiciesen reaccionar a los suyos, el Espanyol se permitía el lujo incluso de controlar el juego entre olés de su grada. Por suerte para Valverde y, por ende, para el barcelonismo, el equipo cuenta con mucha pólvora arriba. Con jugadores capaces de desbloquear y enmendar una y otra vez la misma situación. En esta ocasión fue Luis Suárez. El uruguayo está tocado por la varita y se ve capaz no sólo de marcar, si no de asistir cuando las circunstancias lo demandan. En menos de diez minutos dio la vuelta al choque, marcando un nuevo tanto para su cuenta particular (11 suma ya en esta campaña en Liga) y dando un nuevo pase de gol que aprovechó Arturo Vidal para remontar con un soberbio testarazo.
Buscaba con ahínco el Barcelona el gol que le diera la calma necesaria, pero la expulsión de De Jong volvía a equilibrar el duelo. Los últimos minutos se convertían en un correcalles en el que el gol podía llegar para cualquiera de las dos escuadras. Y es aquí donde radica el principal problema del conjunto de Valverde. Hace tiempo que no es capaz de controlar de forma cómoda y con continuidad los partidos, aunque el rival de turno sea el último de la categoría. Finalmente, el gol llegó para el colista, en los minutos finales. Wu Lei se aprovechó de otro despiste defensivo del líder, colocando el empate en el marcador y provocando el primer sonrojo barcelonista en 2020.