Balomnano | Europeo 2020
Croacia suda para llegar a la final
Un gol del pivote Zeljko Musa a falta de cinco segundos para la conclusión de la segunda prórroga provocó la eliminación de Noruega, que era favorita
La selección croata puede ser el rival a batir por España, si gana esta noche a Eslovenia, en la final del Europeo de Balonmano de Suecia, Austria y Noruega. Un gol del pivote Zeljko Musa a falta de cinco segundos para la conclusión de la segunda prórroga permitió a Croacia convertirse en la primera finalista tras imponerse por 28-29 a Noruega, la gran favorita, en la primera semifinal. Triunfo que premio el carácter irreductible del conjunto balcánico, que entendió mejor que nadie que a estas alturas de torneo, con el cansancio acumulado tras siete intensos partidos en dos semanas, el ganador sería el que mostrase más carácter.
Carácter que no le faltó al portero Marin Sego, que propició el contraataque con el que Croacia llegó a la final, tras detener un lanzamiento de Goeran Johannessen a falta de trece segundos para la conclusión de la segunda parte de la segunda prórroga. A Croacia le dio tiempo a montar una rápida transición que culminó el jugador menos esperado, el especialista defensivo Zeljko Musa, que se encargó de firmar el definitivo 28-29 que llevó a Croacia a la final.
Convencido de que la clave para acceder al duelo por el título estaba en la defensa, el conjunto croata no dudó en convertir cada ataque del equipo noruego en una auténtica batalla, en la que no estaba dispuesto a ceder ni un palmo de terreno, sin importar las consecuencias. Tal y como demostró el capitán Domagoj Duvnjak, que apenas transcurrido un minuto de juego vio la primera exclusión del partido, en un claro mensaje a los nórdicos de lo que les esperaba.
Croacia dejó claro a los noruegos de que en esta ocasión no les iba a bastar ni con su buen juego ni con el talento inconmensurable de un jugador como Sander Sagosen. En carácter, pocos equipos pueden competir con el combativo conjunto croata, una selección que saca lo mejor de sí misma cuando, como este viernes, parte a priori como la víctima propiciatoria.
Es entonces cuando los balcánicos hacen gala de ese gen ganador que se encuentra en su ADN y que es capaz de convertir en auténticos héroes a jugadores que hasta entonces habían pasado prácticamente inadvertidos en el torneo.