La Cultural se aferra al Reino para enterrar la crisis

La palabra ‘crisis’ sobrevuela el entorno de la Cultural desde hace semanas. Tres exactamente. Las mismas que lleva el conjunto leonés sin conocer la victoria en Liga. De puertas afuera el mensaje del club se aferra al optimismo como tabla de salvación ante unos aficionados que hasta la fecha han demostrado estar muy por encima del equipo. Ni un solo reproche, ni una voz más alta que la otra han salido desde las gradas pese a los palos que supusieron las derrotas en Burgos, Bilbao y en casa frente al Logroñés, que ya se escapa a diez puntos en el liderato. La imagen dada en la Copa del Rey —sumada a la gran trayectoria liguera en buena parte de la temporada— anestesian un mal ambiente que de momento se contiene. Aunque a nadie se le escapa que otro tropiezo el domingo —esta vez ante Unionistas— podría colmar la paciencia. Por eso las intervenciones públicas de esta semana hablan más de «pequeño bache» que de preocupación real.

Cierto es que los de José Manuel Aira continúan en puestos de play off, pero más por demérito de los rivales que les persiguen que por sus propias virtudes. El último en quitarle hierro al mal momento del equipo ha sido Héctor Rodas, voz autorizada dentro y fuera del terreno de juego. «Este equipo ha demostrado que puede hacer historia y se ha ganado el respeto de la gente. Veo trabajar y sé que vamos a darle la vuelta a la situación». Hay tiempo más que suficiente para ello y son cada vez más dentro de la entidad a los que no les preocupa tanto el hecho de no acabar primeros la Liga. Ponen como ejemplo a la Ponferradina el curso pasado. A mitad de temporada estuvieron incluso varias jornadas fuera de los cuatro primeros puestos y en su visita a León —que se saldó con empate a uno— de haber perdido incluso hubieran estado desahuciados. Pero sus últimos tres meses de competición les valieron el play off, demostrando —contra todo pronóstico— que una fase larga no es imposible de superar.

La Cultural trabaja a destajo para revertir la situación. La plantilla no tiene nada que ver con la del año pasado, como así afirman varios jugadores. El hambre es diferente. La unidad incuestionable. Eso rema a favor de unas aguas que pretenden calmar desde el Reino —fortín salvo el palo del Logroñés hace dos jornadas— y extenderlo en las visitas a domicilio de aquí al final. Todo en pos de un objetivo que no es otro que el de recuperar la Segunda División.