Baloncesto | José Manuel Beirán
Una plata que cambió la historia
El leonés Beirán fue protagonista en 1984 de la primera medalla olímpica del baloncesto español en unos Juegos El hito abrió el camino a una ‘Edad de Oro’ que hoy sigue latente
Un 10 de agosto de 1984, en plena madrugada española, un leonés se colgaba junto a otros 11 compañeros de fatigas, la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles. Por vez primera un combinado con la bandera rojigualda se hacía en un sitio en el selecto escaparate olímpico.
Y allí estaba José Manuel Beirán con 25 años, celebrando al lago de los Corbalán, López Iturriaga, Epi, Fernando Martín, Solozábal, Jiménez o Romay un hecho histórico que a la postre se ha convertido en determinante para que un deporte como el de la canasta en el que España transitaba en un segundo plan a nivel internacional a pesar de su importante afición y clubes de la talla del Real Madrid y Barcelona pasara a instalarse en el vagón de cabeza.
Y de paso abriera las puertas a los jugadores del futuro, los de una generación posterior como la de los Gasol, Navarro y Calderón que han logrado dominar junto a la incuestionable potencia de Estadios Unidos buena parte de los torneos. El último el Mundial.
Un alero ‘letal’
Esa gesta en Los Ángeles, cita a la que la selección llegaba tras brillar e el preolímpico de París donde sólo la por entonces URSS de Sabonis pudo superarla, cumplirá en poco más de mes y medio sus 36 años. Y en ese recuerdo aparece un leonés, junto a Emiliano Rodríguez, de los más relevantes que ha dado la provincia en el deporte de la canasta.
José Manuel, que puede presumir de contar con un digno heredero en Javier, su hijo, también internacional con la ÑBA, recordará siempre esa plata que se colgaba como protagonista en primera persona de una selección capitaneada por Antonio Díaz Miguel y a la que llegaba precisamente en el último suspiro.
Como siempre recuerda esta alero leonés de fina mano y puntería letal, la lesión de Villacampa le abrió las puertas de par en par a Los Ángeles.
Escuadra de insomnio
Precisamente en India, donde estaba pasando sus vacaciones, le llegaba la llamada del seleccionador. Fue el premio a una brillante temporada en el Caja Madrid al que había llegado desde el Real Madrid y que el leonés alargaba unas semanas en este caso para vivir una experiencia al alcance de pocos. Allí, junto a los Juan Antonio Corbalán, Ignacio Solozábal y José Luis Llorente (bases), Josep María Margall, Juan Antonio San Epifanio ‘Epi’ y Juan Manuel López Iturriaga (aleros), Andrés Jiménez y Fernando Arcega (ala-pivots) y Fernando Martín, Fernando Romay y Juan Domingo De la Cruz (pivots) iban a llevar el insomnio a millones de españoles en aquellas madrugadas de verano.
Partido tras partido España con el alero leonés dispuesto a aportar su calidad cuando Díaz Miguel lo requiriese, superaba una primera fase en la que sólo el potente combinado de Estados Unidos integrado entre otros por Michael Jordan, Pat Ewing, Cris Mullin, Robertson y Sam Perkins pudo apaciguar a los españoles.
Canadá, Uruguay, Francia y China, el resto de equipos del grupo B, tuvieron que ver de lejos a un plantel que se metía con todo merecimiento en los cuartos de final. Allí Australia tampoco podía frenar a la locomotora española (101-93). Luego llegaría la poderosa Yugoslavia liderada por Drazen Petrovic.
En un encuentro espectacular la todopoderosa selección ‘plavi’ caía a los pies por 74-61
El Forum de Inglewood fue el escenario de aquel partido en el que Beirán y sus compañeros iban a tocar el cielo. Huérfanos hasta el momento de preseas mundiales y olímpicas y con tres medallas de plata europeas como único bagaje internacional, el triunfo iba a asegurar al menos el podio.
Y en un encuentro espectacular la todopoderosa selección ‘plavi’ caía a los pies por 74-61. El encuentro de diez llevó a España a plantarse en la final de unos Juegos. La plata ya la tenían asegurada y el oro, aunque parecía una quimera con el potencial de Estados Unidos, se luchó durante unos minutos.
La derrota por 95-65 no fue en este caso dolorosa ya que el camino hasta ese momento había llenado de gloria y satisfacción a un combinado nacional que hacía historia abriendo de par en par las puertas a futuras generaciones para hacer de este deporte un referente mundial con el sello español. Y ahí estaba un leonés que daba sus primeros pasos en el padre Isla antes de recalar en el Real Madrid y disfrutar como medalla olímpica.