Fútbol | Primera División
El Barça se resiste al adiós de Messi
El club asegura que sigue trabajando en un nuevo proyecto ganador liderado por el ‘10’, pero la postura del argentino es firme La afición carga contra la directiva
Ahora todo el mundo se hace el sorprendido, dentro y fuera del FC Barcelona, pero lo realmente inexplicable sería que tras un 2-8 ante el Bayern en los cuartos de final de la Liga de Campeones no se desencadenara una oleada de acontecimientos como los que se están viviendo en el club. ¡Un 2-8 que fue corto y con la imagen más lamentable que se ha ofrecido en los últimos 80 años de historia! Que Leo Messi haya solicitado por burofax su salida, ahora y libre, un proceso legal que se intuye complicado para las dos partes, supone la bomba definitiva que puede hacerlo estallar todo por los aires ahora que parecía que la reconstrucción, por una vez, iba en serio. Cualquier cosa puede pasar en los próximos días, como la moción de censura presentada ya contra Josep Maria Bartomeu.
La destitución de Quique Setién y la llegada de Ronald Koeman al banquillo fueron las dos primeras decisiones, pero esas eran inofensivas. Nada que se saliera de la norma en cualquier crisis deportiva y en todos los clubes: cambio de técnico tras un desastre. Pero esta vez la talla del técnico cántabro en un club de esta magnitud no daba ni para chivo expiatorio. Hacían falta muchos más cambios.
Que Bartomeu anunciara que seguiría siendo presidente hasta las elecciones de marzo de 2021 también respondió a una lógica. Más allá de que ya sea una persona ‘non grata’ para los propios barcelonistas, dejarlo ahora hubiese significado pasar el club a manos de una junta gestora hasta unas elecciones en noviembre y obligar a otros a comerse el marrón de la crisis económica que azota al Barça por culpa de la falta de ingresos derivada de la pandemia del coronavirus. Por responsabilidad, tenía que quedarse.
Divorcio
La relación entre el jugador y la directiva de Bartomeu no existe desde hace tiempo
También para no perder el dinero avalado de su bolsillo y del de los directivos, claro. Y ya puesto manos a la obra con Koeman para iniciar la tantas veces retrasada renovación de la plantilla, sucedió lo que realmente se intuía pero que nadie se atrevía a avanzar: si se tocaba a Luis Suárez, adiós a Leo Messi. Dicho y hecho. El lunes Koeman comunicó al uruguayo que no le quería en la plantilla 2020-21 y el martes el argentino envió un burofax al club para solicitar que le dejen marcharse libre, contestado con otro para indicarle que tiene contrato hasta 2021 y una cláusula de 700 millones. Pero si Messi aprieta, poco se podrá hacer... El domingo debe presentarse para iniciar la pretemporada. Si no lo hace, será la guerra.
Messi quiere marcharse, pero le condiciona no haberlo comunicado antes del día 31 de mayo convenido en el contrato. Si entonces no decía que se iba el 30 de junio, se quedaba hasta 2021. Y no lo hizo.
Argumenta en su burofax que la temporada se ha alargado hasta agosto por el coronavirus, por lo que la fecha del anuncio al club también debe retrasarse, pero en el fútbol español hay montones de casos de jugadores que no pudieron disputar la ‘mini-Liga’ del post-confinamiento porque sus contratos acabaron el 30 de junio.
No se alargaron por inercia; las fechas firmadas están para respetarse. A eso se agarra el Barça.