El Ademar paga caro sus errores

Los errores se pagan caro. Ese razonamiento lo comprobó en sus carnes el Abanca Ademar frente al Helvetia Anaitasuna con una derrota (28-31) que tuvo su origen en la irregular defensa de los de Cadenas y en un ataque que salvo con Marchán y Gonzalo Pérez, autores de diez y ocho goles respectivamente, encontró pocos protagonistas en la pista del Palacio de Deportes para contrarrestar a un adversario que a base de un juego rápido y transiciones precisas fue haciendo herida en el propósito leonés de regresar a la competición liguera en clave positiva después de ver como sus dos compromisos precedentes se aplazaban a causa del confinamiento que tuvo que pasar la plantilla por varios positivos de covid.

Cadenas ya lo había avisado. Pera ser consistentes hay que mostrarse regular en todas las facetas del juego. Y ayer eso le faltó a los leoneses que salían al encuentro con una marcha menos que los navarros en los que un ex, el leonés Eduardo Fernández, ejercía como uno de sus timoneles.

En apenas 47 segundos el electrónico ya reflejaba un 0-2. Algo que podía ser anecdótico pero que con el paso de los minutos se tornó en una preocupante realidad. En esos compases sólo Marchán, con sus goles, mantenía a una distancia prudencial las aspiraciones de los locales. Eso sí, El Anaitasuna siempre mandaba en el electrónico. Con el 4.6 Cadenas solicitaba tiempo muerto. Era preciso frenar la sangría y dar un nuevo aire al pulso. Parecía que la tormenta podía amainar. La entrada de Feutchmann ayudaba, especialmente en defensa. Con el 6-7 el Abanca Ademar parecía tomar aire. Fue, claro está, un espejismo. El parcial de 1-4 en contra iba a encender de nuevo las alarmas.

Era preciso dar un golpe de timón y ahí el entrenador leonés recurría a Slavic sentando a Ghedbane al que las cosas no parecían salirle. Con el croata en l portería el Anaitsuna pareció atascarse. Casi ocho minutos son anotar y cuatro goles consecutivos de los ademaristas firmados por Gonzalo Pérez (3) y Marchán obraban unas tablas (11-11) que no se deban desde el inicio del encuentro. Y hacía pensar que ese susto de unos cuentos minutos con el marcador en contra iba a diluirse. La remontada era factible pero en el nuevo intercambio de golpes en forma de goles antes del intermedio el Anaitasuna volvía a salir airoso para irse a vestuarios con un gol de renta (14-15). Eso sí, a pesar de que el Abanca Ademar no estaba firmando un gran faena las espadas estaban en todo lo alto. Y con 30 minutos por delante.

La segunda parte se iniciaba con un gol de los leoneses que volvía a situar las tablas en el marcador. Las únicas que iban a producirse hasta el final. El arreón de los visitantes los llevó nuevamente a cobrar ventajas entre los dos y los tres goles (17-20, 20-23 y 22-24). Y eso que en algunas fases y con varios robos de balón la desventaja local llegaba a reducirse al gol. Pero hasta ahí porque cuando todo parecía encaminarse a la remontada, nuevamente los errores en defensa y la falta de clarividencia en el ataque se empeñaban en devolver al Abanca Ademar a la realidad. O lo que es lo mismo, a verse cada vez más lejos de su objetivo.

A falta de diez minutos aún era posible pensar en la victoria. Porque si por algo se caracterizan los leoneses es que a pesar de las dificultades nunca tiran la toalla. Pero sus errores lejos de desaparecer volvían a presentarse sobre la pista. Con jugadas precipitadas la situación se complicaba. Un 0-3 de parcial en contra llevaban la situación a una empresa llamada al milagro con el 26-29. Marchán daba algo de vida con su gol que situaba el pulso en 27-29. Nuevos fallos tanto en defensa como a la hora de afrontar la portería rival volvían a hacerse presentes y con ello el Helvetia Anaitsuna se encaminaba a una victoria que antes de iniciarse el encuentro parecía casi imposible pero que tras 60 minutos de juego se decantaba de su lado. Todo para cerrar una semana que no ha sido propicia para el Abanca Ademar que después de ceder un empate en la Liga Europa con el Toulouse cosecha la segunda derrota en la Liga Asobal en el Palacio.