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Balonmano | Liga Asobal

El Ademar impone su ley en el Palacio

León

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No hace mucho el Abanca Ademar tenía en el Palacio su fortaleza, un escenario casi inexpugnable donde los rivales padecían los rigores de un equipo que encontraba en su casa el sustento a buena parte de sus éxitos. Esa solvencia pareció esfumarse en los primeros compases de esta Liga donde Cuenca, Anaitasuna y Logroño lograron ‘pescar’ un triunfo.

Esa dinámica negativa (a diferencia de los notables resultados como visitantes) parece que es ya pasado. Al menos así se desprende de los últimos resultados logrados por los de Cadenas que tras su soberbio triunfo en la Liga Europea frente al Metalurg necesitaba de hacerlo también en la Liga Asobal. Y dicho y hecho. Ayer la víctima fue el Quabit Guadalajara (36-30) que a pesar de no tirar nunca la toalla y dar algún que otro problema tuvo que rendirse a la evidencia de un Abanca Ademar más intenso, rocoso en defensa y solvente a la hora de ver la puerta rival. Por si todo eso fuera poco la actuación de sus dos porteros, Slavic en la primera parte y Ghedbane en la segunda acabó por dar la puntilla a los castellano-manchegos. Y por sellar la victoria local para cerrar un periplo de cinco encuentros entre Europa y la competición doméstica saldados con cuatro triunfos y un empate entre el Palacio y el resto de escenarios.

Y de paso rearmarse de moral para lo que le llega. Nada menos que tres partidos en apenas cinco días (martes el Fivers en la Liga Europea, el jueves en Puerto Sagunto en la Liga Asobal y el sábado en el mismo torneo frente al todopoderoso Barcelona en el Palau).

Y todo tras un partido que comenzaba con el gol de Marchán respondido por Paredes. Del empate se pasaba a un 2-4 que amenazaba con recuperar viejos fantasmas. Pero no fue así porque este Abanca Abanca Ademar ya no es el de los primeros compases ligueros en los que los comienzos y las primeras partes le pasaban factura. En un visto y no visto Jaime Fernández, Lucin y Gonzalo Pérez volteaban el marcador con un parcial de 3-0 que situaba las cosas en un 5-4. A partir de ahí intercambio de golpes en forma de goles del que poco a poco empezaba a salir airoso en plantel leonés. A los diez minutos la cosa pintaba bastante mejor con el 8-6. Defensa, robos por anticipación y buena lectura en ataque empezaban a dar sus frutos. Sólo Pereira por parte del Quabit parecí aguantar el temporal que se avecinaba. Y es que a falta de poco más de siete minutos Mariano Ortega, técnico visitante, se veía obligado a pedir un tiempo muerto. La cosa empezaba a preocuparle con el 15-12. Ni Hombrados, un portero cuajado en mil batallas y seguro de vida, podía poner en aprietos a un rival que se encontraba a gusto. Sólo un pero, la imposibilidad de contar con público en las gradas le impedía brindar a su afición ese ejercicio de intensidad.

Menos mal para los visitantes que el descanso estaba a la vuelta de la esquina. Si no la herida de cuatro goles en contra (19-15) incluso se hubiera ido a un margen más preocupante para ellos.

Tras el paso por vestuarios el panorama apenas iba a modificar su guión. Jaime Fernández, que anotaba el 20-15, así lo mostraba sobre la pista del Palacio. En cinco minutos con los tantos de Marchán y Semedo la renta se iba a los cinco goles a favor. Un margen que se mantuvo durante un buen número de minutos ya que a los intentos de reacción de los de Mariano Ortega respondían las acciones de los de Cadenas. Con diez minutos consumidos el técnico guadalajareño solicitaba tiempo muerto. Lo había hecho en la primera parte para tratar de reconducir la situación y nuevamente repetía en la segunda. La acción pareció surtir efecto porque con el 26-22 el Quabit dispuso hasta de dos ocasiones para acortar distancias y reengancharse. Una encontró una mano salvador del cancerbero argelino del Abanca Ademar en una contra y otra un lanzamiento errado de García.

Esa circunstancia y varios robos de balón en un partido que se estaba convirtiendo en un correcalles llevó a que los de Cadenas, lejos de mantener su distancia entre los tres y cinco goles, hicieran más daño con su juego veloz para en un visto y no visto irse a los siete goles de rédito con el 33-26 que mantenían a falta de cinco minutos con el 34-27. Sólo el pivote Mouriño y Pereira parecían responder con algunas acciones a lección de juego total del Abanca Ademar.

Parecía que la renta iba incluso a ser m´s elocuente pero varios errores y el orgullo del Guadalajara llevó a que el margen se redujera. Eso sí, escasamente ya que los leoneses lograban cerrar los segundos treinta minutos con un 36-30 que sirve para que en la Liga el Palacio vuelve a reflejar un marcador favorable a los locales. Y cerrar subrayar una racha en positivo para los leoneses.