Las gradas del Amilivia registraron una entrada histórica. Se rozó el llenó, con un público entregado
Con el marcador igualado, durante el intermedio Xemanel (nombre artístico de Contreras) puso aún más calor a la grada. No faltó de nada. El Amilivia rozó el lleno, con un público entregado. La Cultural tampoco podía defraudar y no lo hizo. La escuadra leonesa salió volcada al ataque. Cerró su defensa. Se armó en el centro del campo. Y conectó con una machaconería directa sobre la portería defendida por Nacho. El juego de la Cultural creció como el aliento de la afición. Comunión extraordinaria. Ambiente de Primera. Irazusta ya cantaba el gol cuando su soberbio remate de cabeza, al pie cambiado del guardameta visitante, se fue al palo derecho. La hinchada se comía las uñas, mientras atosigaba al Getafe y ponía en un pedestal al equipo culturalista. Después, Ángel Luis, tras recibir desde la derecha de Fran, no controló con tino su giro de cuello. Su remate se marchó por encima de los tres palos. Peor fortuna de cara al marco adversario no se podía tener. Llegó la hora de Nacho. El cántabro se aclimató al ritmo de juego local muy pronto. Tras recibir de Rubén Blaya, al borde del área, lo tuvo muy claro. Aseguró hasta tres veces su talonamiento con respecto al balón. Debió pensar: «Ahora, sí». Pero el palo derecho de la portería del Getafe volvió a mandar al limbo las ilusiones de un equipo, de una afición y de una ciudad. El Getafe jugó con orden, aunque en muchas fase del encuentro asustado por el vendaval de juego ofensivo de los pupilos de Álvarez Tomé. Los madrileños quisieron siempre mantener el dominio del balón cuando éste caía en su poder. Los apoyos, muy juntos, proporcionaron una dosificación de su juego desde la defensa hasta el ataque. Tal circunstancia provocó que Luis López no acertara a meter el pie tras jugada de Camuñas por la banda izquierda. Fue el preludio de la desilusión. Un saque de esquina ensayado del Getafe propició el segundo gol madrileño. Su central Pulido conoce al dedillo la jugada. Se limitó a meter la bota para enviar el remate a las redes de la portería defendida por Iván Alonso. No pasa nada. Quedan cuatro partidos y el ascenso espera.