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El gol inicial de Campbell no bastó para doblegar a un rival parco en calidad

Suecia destapa las carencias inglesas

Inglaterra y Suecia empataron en el primer partido de ambas selecciones en la Copa del Mundo y quedan pendientes de sus encuentros con Argentina y Nigeria para ver si

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Iñigo Gurruchaga - SAITAMA.
León

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La primera parte fue insulsa. Eriksson confió las labores de brega en el centro del campo a un futbolista que jamás ha jugado en la liga inglesa, Hargreaves, canadiense hijo de ingleses y futbolista del Bayern, y, al menos en ese tramo del partido, recuperó balones, aunque nunca dictó. El centro del campo inglés, mermado por lesiones antes del campeonato (Gerrard, Murphy, ausentes), nunca ligó pases cortos y se limitó a lanzar balones largos a la espera de que la velocidad de Owen y Vasell crease peligro. Suecia, precavida, contuvo con disciplina colectiva, aunque sin crear peligro. El gol inglés fue un suceso aislado. Beckham, que, tras dos meses de recuperación de su pie herido, estuvo falto de ritmo y toque, lanzó su banana desde el córner y los suecos no taparon la entrada en el área de Campbell, que cabeceó un balón que el portero Headman vio volar por encima de su salida. Un equipo maduro y bueno hubiese controlado a partir de ahí el ritmo del partido, habría intentado retener el balón, dar fluidez a su juego, integrar los resortes de los diez jugadores de campo, desgastar al rival. Pero esta Inglaterra perdió balones continuamente, empeñada en el pase vertical y largo, nada productivo para sus intereses en este partido. En la segunda parte, el poder físico de Hargreaves se fue difuminando y la Suecia del fútbol socialdemocrático e igualitario, en el que todo el mundo corre y cumple su parte en una geometría simple y predecible, impuso el ritmo. Atletismo limpio frente a una Inglaterra asfixiada y descentrada. El dominio trajo el gol El gol sueco llegó como consecuencia lógica de una larga fase de dominio, Mills quiso ceder con el pecho a Seaman, advirtió la presencia de Larsson, rechazó apuradamente fuera del área y Alexandersson tuvo tiempo de componer un zurdazo sin que una defensa metida en el área le presionara. Beckham se fue y salió otro lesionado que se recupera, Dyer; se fue Vasell y Heskey subió junto a Owen. Inglaterra tuvo entonces más poder arriba, creó un par de ocasiones, pero nada nítido ni tejido. Y Suecia seguía empujando, llevándose los rechaces, subiendo y bajando en grupo, tirando a puerta. Seaman salvó dos ocasiones de gol antes de que se extendiese en el césped un sentimiento de conformidad con el resultado. Había que evitar sobre todo perder el primer partido de la competición. Y así fue. Con los suecos más felices tras el pitido final y con Inglaterra sumida en dudas. Tendrá que mejorar mucho esta escuadra juvenil, con una media de edad por debajo de los 24 años, para pasar a la siguiente fase. Y es que en el Mundial cualquier error se paga excesivamente caro.