Turquía provoca recelos en los suramericanos en su primer acto del Mundial
Brasil se alimenta de la prudencia
Temerosos de sufrir una humillación en el debut del Mundial de 2002 similar a la que Senegal causó a Francia, el técnico brasileño Luiz Felipe Scolari y sus jugadores han tomado medidas extremas de seguridad para enfrentarse hoy a Turquía. Las preocupaciones reflejadas en el rostro y con los gritos de Scolari a sus jugadores en los últimos entrenamientos tácticos demuestran que el equipo llegará al partido en el estadio Monsu, de Ulsan, si haber ajustado debidamente los reglajes de su defensa. Un error que suele ser letal cuando se enfrenta a equipos familiarizados con lo que algunos denominan «tácticas futbolísticas de guerrilla», que consisten en aguardar en trinchera el error del adversario, atacar por sorpresa, sólo por sorpresa, y replegarse a toda velocidad tras la acción. Las dificultades previstas por Scolari para neutralizar el estilo de los pupilos de Günes radica en que «los defensas en Brasil no están acostumbrados a marcar al jugador. Sólo al balón», según dijo. Según la queja del entrenador, si el defensa se dedica exclusivamente a ejercer presión sobre el esférico, perderá la noción de los movimientos a espacios libres del contrincante, con lo que un pelotazo diagonal desde cualquier sector puede tomar a sus hombres fuera de foco y acabar con el partido. Desde la óptica de los adversarios, la dinámica y las altas revoluciones del equipo turco se perfilan como sus mejores armas. Y desde el punto de vista de los analistas, la «Sukur-dependencia» de sus goles parece reducir sus expectativas de vida más allá de sus tres partidos en el Grupo C. Hora: 9.00 hora española.