OPINIÓN Ricardo Gallego
Se acabó la calculadora
Por fin debuta España en un Mundial ganando. A todos nosotros se nos hace extraño ver cómo después de la primera jornada no empezamos a utilizar calculadoras para ver qué se necesita en los siguientes encuentros. España, quizás, no realizó un completo encuentro, pero sin duda fue el equipo que más tiempo tuvo el balón y el que puso sobre el terreno de juego las ganas para que el partido no terminara sin goles. El inicio estuvo marcado por una intervención de Casillas y por una falta de control del juego del equipo español. Pronto pasaron los primeros minutos y los jugadores que vestían de rojo empezaron a tocar el esférico con más tranquilidad, consiguiendo que las ocasiones de peligro se alejaran de nuestro guardameta. También hay que reconocer que no creábamos ocasiones de gol, pero sí estaba claro que se jugaba en campo esloveno más tiempo que en campo español. Sin hacer un juego agobiante para el portero rival se podía comprobar que el control era de España. Aun así, el control se perdió en varias fases del encuentro por el excesivo saque en largo de nuestro portero. Cuando Casillas sacaba y lo hacía con un fuerte patadón, estábamos dando el 50 por ciento, como mínimo, de la posesión por ese balón al contrario. La situación de los eslovenos en el campo les da ventaja a la hora de recuperarlo, el balón les llega de cara mientras que a nuestros delanteros se les hace muy incómodo controlarlo con un defensa encima. Es mucho más difícil controlar que despejar. Para Eslovenia, recuperar el cuero era cuestión de que lo cogiera nuestro guardameta. Casillas no buscaba jugarlo con la mano, nuestros defensas tampoco le daban opción para hacerlo, con lo que sólo cuando el balón estaba en el suelo España se tranquilizaba y podía jugar al fútbol. Mucho tiempo de la primera parte lo entregamos al saque largo y sin control. Todos sabemos que mientras un equipo posea el balón el contrario no puede hacerle gol. Pues entonces vamos a tenerlo y si nos lo arrebatan que sea con sacrificio y esfuerzo, no con la sola espera de un despeje.