Los autogoles reabren la polémica

Los goles en propia meta han vuelto a despertar la controversia en el Mundial, al considerar ayer la FIFA que el autogol del paraguayo Estanislao Struway ante Suráfrica fue marcado por el surafricano Teboho Mokoena. Paraguay cobró ventaja de 2-0, pero este gol marcado en el minuto 68 y otro logrado de penalti en el último minuto del partido dieron el empate a Sudáfrica. Dio la impresión de que el disparo de Mokoena iba fuera y que al tropezar el balón en el centrocampista paraguayo cambió la trayectoria y se alojó en la portería de su compañero Ricardo Tavarelli. La FIFA anunció ayer que el primer gol de los surafricanos no fue en propia meta, a pesar de que el día del partido se anunció que así había sido. «En términos de FIFA la definición es que fue un gol claramente positivo», anunció ayer la federación internacional. Tras la obtención del gol, la televisión atribuyó el tanto inicialmente a Mokoena, pero instantes después se lo concedió a Struway en propia meta. Incluso en la ficha que se reparte tras los encuentros también se indicaba que se trataba de un autogol. Esta situación recuerda en cierta forma a la vivida en el partido España-Nigeria de Francia''98, cuando un gol conseguido en propia puerta por Zubizarreta, que desvió la pelota al fondo de su portería, fue atribuido al nigeriano Garba Lawal. En términos generales, a la FIFA, como a los buenos aficionados al fútbol, le gustan poco los autogoles, especialmente los de los porteros, aunque reconoce que la frontera entre este tipo de tantos y los considerados «normales» apenas hay matices. Por ello, la FIFA tiene presentado un documento desde 1997, que firma su director de comunicación, Keith Cooper, en el que se explican las diversas posibilidades existentes para considerar los autogoles con una serie de ejemplos entre los que se encuentran algunos similares al del tanto de Struway o Makoena. No es esencial quien lo marca En la introducción del documento, Cooper puntualiza que la consideración de quien marca el gol no es esencial en función de las reglas del juego, ya que los resultados de los partidos dependen de los goles marcados, no de quién los marca. «El nombre que aparece en el acta arbitral es el que debe entrar en los libros de los récords», opina Cooper en su documento, en el que también se pronuncia sobre jugadas en las que el disparo del delantero se aleja de la portería y un defensa lo desvía. En estos casos queda abierto el debate de la consideración de la jugada en función de la intencionalidad del defensor. Entre los jugadores que han marcado un autogol en los mundiales se encuentran el argentino Roberto Perfumo, el holandés Ruud Krol, el alemán Berti Vogts, el escocés Tommy Boyd, el marroquí Yussef Chippo y el sudafricano Pierre Issa. En 1994 se produjo el más dramático de todos ellos, el logrado por el colombiano Andrés Escobar. Días después, cuando la selección regresó a Colombia, el defensor fue asesinado.