La selección se conjura para alcanzar ante Paraguay una victoria que le asegure el pase a octavos
España desempolva viejos recuerdos
Una vez encontrada contra Eslovenia la ruta aparentemente correcta que debe seguir su fútbol, España se ha conjurado para arrinconar a Paraguay y e
Paraguay llega además a la crucial cita ante España sumida en una profunda crisis de identidad que algunos de sus viejos tiburones tratan de desviar lanzando dardos envenenados a la línea de flotación del combinado español: su estabilidad anímica. Las provocaciones de Chilavert, desmentidas con vehemencia por el guardameta, y las descalificaciones de Acuña a Hierro y Nadal se han interpretado en el entorno del combinado español como un intento desesperados de esconder sus penurias. En una actitud inteligente, los españoles se han desmarcado de la polémica y se han centrado exclusivamente en destripar a través de vídeos y charlas los pocos secretos de una selección paraguaya que privilegia el músculo sobre la técnica. Los jugadores han interiorizado que sea cual sea el nivel de Paraguay, es menor que el de un país como España, que ocupa los primeros puestos en el ranking europeo por clubes. La selección sabe que una victoria le aseguraría el pase a octavos y vería cumplido su primer objetivo. El triunfo tendría otra consecuencia añadida: la confirmación de que el juego que Camacho quiere para su equipo es el correcto y que mantenerlo con todas las consecuencias significará, salvo tragedia, su entrada con pleno derecho en el vagón de los favoritos. Sólo un cambio Para hacer frente a un equipo paraguayo, Camacho no se ha liado la manta a la cabeza, e inicialmente sólo hará un cambio respecto al equipo que venció a Eslovenia. Con seguridad, Morientes sustituirá a Tristán, que aún no se ha recuperado por completo de un esguince de tobillo. Busca con ello el técnico de Cieza una mayor facilidad para abrir huecos en una defensa de cuatro hombres que se atrincherará en cuanto vea en peligro sus propiedades. No habrá más cambios, pese a que Camacho jugara al despiste en la última sesión realizada en el mismo escenario del partido. Haga lo que haga, Valerón volverá a situarse por detrás de Raúl, y Baraja, Luis Enrique y De Pedro serán la punta de lanza de un centro del campo que trabajará a destajo con un solo fin: hacer que España sea la primera selección que logra el pase a octavos de final.