París lucirá otra final española

El ruso Safín fue claro: «Traté de jugar, pero no encontré mi tenis. Ferrero ha sido demasiado bueno para mí». La verdad es que el ruso tuvo uno de sus días locos. Cometió 79 errores. Demasiados para él. Marat es capaz de lo mejor y de lo peor. Esta vez ofreció su mala cara por fortuna para Ferrero, que ganó por 6/3, 6/2 y 6/4 en dos horas y cuarenta y ocho minutos. A Safín le fallaron sus recursos. Ferrero, por el contrario, afinó lo necesario pese a sus problemas físicos. Se empleó sin reservas y supo aprovechar los despistes de su rival para canalizar una victoria concluyente. Ferrero y Albert Costa, los finalistas, se han cruzado en cuatro ocasiones, con dos triunfos para cada uno. Este año venció Costa por 2/6, 6/3 y 6/4 en la primera ronda de Hamburgo. Costa confirmó su espléndido momento. Puso a Corretja fuera de la competición por un marcador que no ofrece la menor duda: 6/3, 4/6,6/3 y 6/3. El ilerdense se convierte en el octavo español que se mete en la final. Anteriormente lo lograron Santana, Andrés Gimeno, Manuel Orantes, Sergi Bruguera, Carlos Moyá, Alberto Berasategui y Alex Corretja. Excelente momento de forma Está claro que a Costa esta gran prueba sobre tierra venida le ha venido como anillo al dedo. Gasquet, Davydenko, Gaudenzi, Kuerten, Cañas y Corretja han caído bajo los raquetazos de un Albert Costa en vena de aciertos. Su mejoría, la extraordinaria progresión que ha experimentado en su juego, se la debe a los consejos de su entrenador José Perlas, el hombre que en su día dirigió a Carlos Moyá y lo condujo a la conquista de Roland Garros 98. El duelo Costa/Corretja tuvo solamente ramalazos de buen juego. En general fue un partido marcado por la monotonía de los golpes de fondo. Costa pudo haber resuelto antes, porque en el tercer set llegó a tener ventaja de 3/1, con posibilidades de hacer el 4/1. Fue entonces cuando se despistó un poco, permitiendo la reacción de su amigo y competidor. La cuarta manga confirmó la mayor firmeza de Costa. Estableció una diferencia de 4/1 y 5/2. Y en el octavo juego desaprovechó dos bolas de partido. Fue al tercer intento, en el noveno juego, cuando el de Lérida firmó su victoria.