OPINIÓN Miguel Pardeza
En marcha y por el buen camino
España refuerza con el triunfo ante Paraguay las buenas vibraciones que apuntó en su primer partido del Mundial. Tuvo que remontar un resultado adverso en una situación apurada después de dar la sensación de no haber comprendido el partido que debía de jugar. Los paraguayos acertaron en replegarse ante el esquinado Chilavert y en proyectarse por medio de Caniza y Arce. La superioridad americana se fundaba en la facilidad de los dos carrileros para engancharse en la última línea o en el medio en función del balón. De esta manera siempre había hombres de más allí donde se necesitaba. Fruto de esa ventaja puramente posicional sobrevino el gol en propia puerta de Puyol que contó con la colaboración involuntaria de Casillas. Sobrepuestos del susto, Juanfran, Raúl, Baraja, De Pedro y compañía despertaron al partido y resolvieron que la mejor manera de jugarle a Paraguay era creer en el partido y sobre todo dar el tiempo que necesitaba cada jugada. Quizás el mayor error de los nuestros estuvo en no situar desde el principio el encuentro en el contexto global de esta liguilla previa. Y tal vez no lo situaron nunca, pero las cosas les tenían que salir bien entre otras razones porque este equipo, al contrario del de otras épocas, muestra un convencimiento que es ya toda una tarjeta diferencial de visita. Dejando a un lado las matizaciones al juego desarrollado, que bien podría demorarnos en disquisiciones y matices quisquillosos, lo más importante de este grupo de Camacho está en sus méritos temperamentales y volitivos. Se diría que el espíritu de Raúl, esa estrella inasequible al desaliento, ha terminado por hacerse contagioso. Miren si no a De Pedro, un buen jugador llamado a funcionar como relleno y que está revelándose como uno de los mejores hallazgos de esta Copa del Mundo. O a Baraja. O incluso a Morientes, un delantero centro siempre controvertido capaz de salir en la segunda parte para cambiar su suerte después de una temporada que le hizo incluso peligrar su comparencia en la lista definitiva. Se llegue donde se llegue, una cosa habremos aprendido, y es que para ganar algún día algo, habrá que tener en cuenta la importancia del talante y la actitud para la competición, sin los cuales el fútbol es poco menos que una pantomima.