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León

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A modo de declaración de principios: columna de opinión libre e independiente. Marropiniones. Pretendiendo lo mejor para la Lucha Leonesa y para el deporte leonés en general; para León en definitiva. Allá cada cual con sus sesgadas interpretaciones. El distanciamiento físico posiblemente proporcione perspectiva, distancia analítica... y aun más independencia. Así pues, pescamos por libre. Sin condicionamientos ni mediatizaciones. Y analizamos -interpretamos- desde nuestra óptica y perspectiva. Gusta más, guste menos, no guste nada... e incluso moleste. Por más que ésto último no sea nunca nuestra intención. Y así seguiremos mientras el cuerpo aguante o nos aguanten. Con ilusión y amargura, según los casos. Pero siempre tratando de ser consecuentes (con uno mismo y con su trayectoria). Lo de ser objetivos ya es más difícil de lograr. Ay, la objetividad... de cada cual «Sería objetivo si fuera objeto, como soy sujeto he de ser subjetivo». Desde esta columna anteponemos conceptualmente el deporte de la Lucha Leonesa al costumbrismo de «el aluche, los luches o la luche (acabado en e)». Tan sólo equiparamos, e incluso llegamos a anteponer a lo deportivo, su condición de seña de Identidad Regional; propia y diferenciada. Sin chovinismo nacionaliegos, sino el abierto regionalismo de «leonés a fuer de español». Primero español y después leonés aunque suene a patriotero a los radicales... nacionaliegos. Desde esa apertura descomprometida, sólo comprometida con el sentimiento de Leonesidad, lo consecuente es que llamemos a las cosas por su nombre y sin eufemismos. Por ejemplo, yendo a los fundamentos y hasta por compromiso intelectual (licencia para la presunta petulancia), a esta garbancera y casposa lucha leonesa -en cuanto a escenificación- tildarla de languideciente es pecar de generoso. En esa línea de crudeza, si hace unas semanas nos planteábamos la duda de las expectativas veraniegas, más bien habría que referirse a la «falta de expectativas». Salir del paso sin apenas variantes, con la desesperante rutina del más de lo mismo... Reivindicamos lo mejor para la L.L. en clave de posibilismo y viabilidad. Apuntando a objetivos viables y posibles; realizables. Y desde ese posicionamiento, el referente canario no pierde vigencia y ha de ser permanente. Marketing de manual: «seguir al líder». Ellos, la L. Canaria, han hecho viable lo que a ellos mismos les parecía una utopía hace muy pocos años. Así que desde aquí ha de sonar mucho más quimérico. Entre tanto, las caducas estructuras de la L.L. producen algo más que grima. En los despachos, pocos y sino mal avenidos del todo, cuando menos escasamente homogéneos y un tanto dispares en posicionamientos; en la cancha -en el corro-, y aparte la reiterada cutrez escénica, los de siempre y lo de siempre. Con otra deformación también de base: deporte amateur con premios cuasiprofesionales (obviamente para los ganapremios / ganasiempre). Y otro desenfoque básico -fundamental-, el no abordar en serio la práctica competitiva y continuada de otras modalidades de lucha universales y olímpicas (Grecorromana, L. Olímpica, Sambo...). En clave de dispersión, desmarque ante cuestiones tan vitales y heterogéneas como: lucha de base, afrontamiento integral lesiones, gratuidad total -de acceso a corros y a fichas-, patrocinio integral, aprovechamiento también integral e igualitario de la totalidad de participantes (mismo número de combates para todos y clasificación ordinal para todos), lucha femenina, diversificación, variantes luchísticas, etc, etc.