La selección de McCarthy se reveló como una formación sobria y segura de sus posibilidades
Irlanda: esfuerzo llevado hasta el límite
Irlanda se fue del Mundial 2002 tras haber agotado hasta la última de sus fuerzas y haberse aferrado a la última esperanza lo que le ha permitido remontar
El asunto amenazó con enquistarse, pero la buena andadura del equipo en la primera ronda hizo que Keane cayera en el olvido. La Irlanda de este Mundial se ha caracterizado por no dar ningún partido por perdido, lo que le valió terminar la primera ronda sin ninguna derrota. En sus dos primeros enfrentamientos remontó un resultado adverso y terminó empatando, tanto contra Camerún, como frente a Alemania, cuando Robbie Keane marcó en el minuto 92. Certificó su clasificación al golear a Arabia Saudí (0-3) en el tercer partido, por lo que quedó segunda en la clasificación por detrás de Alemania. Y volvió a aplicar la misma receta contra España, de suerte que arrancó un empate en el último minuto, gracias a un penalti transformado por Keane, después de haber estado todo el partido por detrás en el marcador y sin haber inquietado apenas la portería de Casillas Suerte esquiva en los penaltis En la tanda de penaltis la suerte les fue esquiva y Matt Holland, Kevin Kilbane y David Connolly fallaron sus penas máximas. A Irlanda se le puede reprochar que sus jugadores no derrochan grandes virtudes técnicas, pero no se les podrá echar en cara falta de fe y confianza en su sistema, con el que llevan jugando desde hace muchos años. El sistema de McCarthy tiene pocos secretos. El seleccionador irlandés es el más antiguo en su cargo de todo el Mundial, y su receta es la típicamente irlandesa, con un fútbol racial, basado en la fortaleza de sus centrales y en la habilidad de sus delanteros en el juego aéreo. Una pócima que había servido hasta ahora pero que se estrelló con la mala fortuna y la buena actuación de Iker Casillas.