Hiddink ha dotado al equipo de carácter ofensivo y una gran disposición táctica
Corea: de la indiferencia al respeto
Es de suponer que, tras haber analizado los partidos de la selección de Corea, los jugadores de Camacho no caerán en el error fatal del exceso de confianza. Y no ya
Como ocurre con todas las selecciones desconocidas que dan la sorpresa y saltan la banca en un gran torneo, con Corea se ha caído en un reduccionismo absurdo. Se piensa en ellos como en once liebres que, después de seis meses de exhaustiva preparación para la cita de sus vidas, corren y corren sin desmayo. Esta visión se vería refrendada por declaraciones como las que el preparador físico de la selección coreana, el holandés Raymond Verheyen, realizó hace un par de días al diario L''Equipe. En ellas aseguraba que los músculos de los coreanos tiene más fibras rápidas que los de los europeos, lo que les permite ser más explosivos en su acciones. El peligro del rival de España se reduciría, por tanto, según esa teoría, a su increíble energía y a su entusiasmo indesmayable, que les ha hecho conseguir 5 de sus 6 goles en las segundas partes. Empeño y algo más Pues bien, sí pero no. Por mucha ilusión que ponga en el empeño, nadie gana a Portugal e Italia corriendo kilómetros y kilómetros durante hora y media. Por esa regla de tres, la selección de Kenia habría ganado más Mundiales que Brasil. Hace falta algo más. Bastante más. Y Hiddink o lo tiene o se ha encargado de tenerlo. Para empezar, hace falta un esquema de juego, un estilo, una idea de fútbol en la que creer y sobre la que madurar. En este sentido, sólo cabe celebrar la elección del holandés, que ha apostado por un 3-3-3-1 con tendencia a convertirse en un 3-4-3. Es decir, por un dibujo ofensivo, de equipo grande y seguro de sí mismo, lo que no deja de ser gratificante en una selección humilde, algo inocente y hasta hace dos días todavía acomplejada. Pues bien, el esquema funciona. Los coreanos creen en él y han automatizado sus movimientos. No regalan la pelota ni cuando están en apuros y, como demostraron ante Italia, los cambios no hacen que el esquema se resienta. Por otro lado, hacen falta jugadores de nivel y con la humildad y el sentido de la disciplina suficientes como para sacrificarse en beneficio del grupo. Hiddink dispone de unos cuantos, sobre todo en esa columna vertebral formada por el libre Hong, los medios Kim Nam y Sang, el media punta Ahn y el delantero Seol. Es cierto que ninguno de ellos es una gran estrella, pero en el once coreano tampoco hay ningún tuercebotas. Vamos, que no corren por correr. Si a todo lo dicho se le unen el calor y la humedad previstas a la hora del encuentro, los de Camacho tienen razones para obligarse a ofrecer lo mejor de sí.