Se rumorea que el avance del partido es para evitar que el emperador japonés trasnoche
La FIFA enloquece por el protocolo del trono de Japón
La estricta etiqueta de la corte japonesa, con tradiciones que datan de hace varios siglos, trajo de cabeza a los responsables de protocolo de la FIFA, una vez confirmada la presencia del emperador Akihito en la final del Mundial. La FIFA ha tenido que modificar algunas de las costumbres que se habían asentado en finales anteriores para respetar las normas de la corte del crisantemo o del Sol Naciente, las más rígidas de las familias reales de todo el mundo. La Casa Imperial dejó en manos de la FIFA la decisión de asignar los lugares en los que se sentarán las personalidades que asistirán a la final Alemania-Brasil en el estadio Internacional de Yokohama. Allí estarán el presidente de Alemania, Johannes Rau, y el canciller Gerhard Schroeder, el rey Abdullah de Jordania y el príncipe del sultanato de Brunei, Jefri Bolkiah. Estaba prevista la presencia del presidente surcoreano, Kim Dae Jung, pero el incidente con el Norte (enfrentamiento naval) puede variar sus planes. El Comité organizador japonés del Mundial informó de que el emperador, «símbolo viviente» del país, será acomodado en los palcos «Royal Box» para personalidades, independientes del resto de las gradas y fuertemente protegidos. En el Ryógoku Kokuguikan de Tokio, la «catedral» de la lucha japonesa sumo, con 2.000 años de antiguedad, la butaca del emperador es especial y no la ocupa nadie más que él. El emperador nunca entrega trofeos, ni siquiera la copa de plata de ley con que se premia al luchador de sumo («rikishi») ganador en el torneo que lleva su nombre. Es una tarea «mundana». Consecuentemente, no entregará la Copa del Mundo, acto que seguramente corresponderá al presidente de FIFA, Josepp Blatter. En esta edición, la FIFA efectuará la ceremonia en el terreno de juego. No se ha informado si el comienzo del partido a las 20.00 horas (11.00 gmt), en lugar de a las 20.30 como ha sido hasta semifinales, se debe a que la familia real no trasnocha.