Diario de León

Mansiz y Sukur acabaron con las ilusiones coreanas de acabar terceros

Turquía no sufrió para imponerse en el partido de la consolación

El kuwaití Saad Mane dio por comenzado el encuentro. Sacaron los «diablos rojos» hacia atrás. El balón le llegó en el centro de su terreno a Hong, Y este hombre se la comió. T

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A.G. - DAEGU.
León

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Hakan Sukur tardó 540 minutos en marcar su primer gol en este Mundial. El ariete del Parma tuvo que esperar 20 años para superar al checo Masek, que en Chile 62 le marcó a México a los 16 segundos del pitido inicial. Pero al astro otomano le sobraron 89 minutos y 50 segundos para inaugurar el marcador en la final de consolación contra los anfitriones y encarrilar un histórico tercer puesto para la selección de Turquía. En este Mundial, que algunos han calificado de surrealista, siguen pasando cosas increíbles. El penúltimo partido de la Copa del Mundo suele ser el de la basura; equipos que han luchado por llevarse el trofeo, se ven en la frustración de disputar un choque que no suele interesar al público, ya saturado de fútbol. Sin embargo, esta final de consolación de Daegu ha resultado ser uno de los partidos más bonitos, intensos y disputados de toda la fase final. Guus Hiddink, el nuevo héroe nacional surcoreano, había pasado la última semana escribiendo el libreto de la ópera «El bronce de Corea», que tenía en sus papeles principales a los tres tenores amarillos: Ahn, Lee Woon y Hong. Error incomprensible Pero Hong fue a entonar el primer compás y se le escapó un gallo que rompió la armonía precisa y matemática pensada por el nuevo Bach holandés. Y entonces fue Turquía la que dio el recital. Tras el gol, los turcos empezaron a presionar, llegaban con facilidad y peligro y la defensa surcoreana, de la que estaba ausente Kim, el hombre de la máscara, tembló. Pero si alguien pensaba que los anfitriones se iban a rendir, tardó poco en desengañarse. A los 8 minutos, Lee Eul Yongperforó de libre directo la escuadra izquierda de un sorprendido Rustu. Los turcos pasaron cinco minutos un poco achuchados, pero su primer contragolpe con sentido fue letal y Mansiz el ejecutor de una gran jugada de Sukur. Los asiáticos no llegaron a desconcertarse. Pudieron empatar en una gran jugada personal de Ahn, que quebró a su defensor antes de lanzar con intención a puerta. Rustu demostró con su estirada que, con permiso de Kahn, es uno de los mejores guardametas de este Mundial. Y encima, minutos más tarde, en el 31, sacó en largo con tanto criterio que Sukur controló con la cabeza, cedió a Mansiz y éste elevó la pelota sobre Lee Woon. Y luego uno de los asistentes birló a Corea el 3-2. En la segunda parte, de nuevo el surrealismo hizo aparición. Con Rustu lesionado, a Senol Günes le dio por dejar media hora calentando al portero suplente. Pero el 3-2 no fue culpa de Rustu. Con el tiempo cumplido, un defensa, Song, lanzó un disparo desde fuera del área que rebotó en un compañero y se coló en la portería.

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