Diario de León

CICLISMO

Boogerd, con permiso de Armstrong

«Para mí era importante hacer segundo y para Armstrong era lo mismo hacer segundo o tercero. Coger a Boogerd era muy difícil, pero tenía previsto atacar y lo he hecho». Sastre terminaba segundo en la última llegada en alto del Tour, en

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Benito Urraburu - LA PLAGNE.
León

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En la Plagne, a 1.970 metros de altitud, Armstrong volvió a ser protagonista, casi involuntario, al atacar a falta de cuatro kilómetros para la meta. La Plagne repitió la misma imagen que hemos visto en la Mongie, en Plateau-de-Beille, en Les Deux-Alpes. Rubiera pone el ritmo al inicio del puerto, más tarde, a unos seis kilómetros, es Roberto Heras el que entra en acción y, posteriormente, cuando se lo pide el cuerpo, Armstrong acelera, pone en acción el molinillo que tiene en las piernas, se va a las 100 pedaladas por minuto y se queda solo. ¿A por quién se iba hoy? A por nadie. Simplemente, se le quedaba corto el grupo de los favoritos, y prefirió caminar en solitario. Boogerd tenía permiso para coger tiempo. El US Postal bendecía la escapada. Rabobank les ha ayudado en determinados momentos. Con el CSC de Jalabert pasaba lo mismo. Habló Armstrong con Rijs, mánager del equipo, antes de salir. No se sabe de que hablaron, pero no es difícil imaginarlo. Armstrong ataca porque no se aguanta ni él mismo de lo fuerte que está. La mala noticia del día venía por parte de Óscar Sevilla. El corredor del Kelme, que llevaba varios días con aerofagia, se tuvo que retirar. Lo hizo en los primeros kilómetros de La Madeleine, después de atacar en el Galibier, junto a Botero. Sevilla no ha cogido el punto necesario en ningún momento de este Tour. No ha sido el mismo corredor que vimos el año pasado en el Tour y en la Vuelta. No podía comer en condiciones, ni beber, retenía líquidos y llevaba mal desde el Mont-Ventoux. Los Alpes han sido su tumba. Nada grave, pero si lo suficientemente importante para no poder seguir en una carrera como el Tour, en la que cualquier percance se paga caro. Sevilla sigue teniendo un gran futuro por delante. Su Tour llegará, pero todavía no es el momento. Igor lo volvió a pasar mal Quien lo volvió a pasar mal fue Igor González de Galdeano. El podio se aleja de él de forma definitiva, y eso que intentó meterse detrás de Carlos Sastre. Igor decía que «igual he cometido el error de salir a un tirón y luego lo he pagado. La última semana de carrera no me está pesando sólo a mi. Nos está pesando a todos». Una verdad que admite discusión. El pelotón del Tour empieza a ser un poema y cada vez los grupos que llegan a la meta son más amplios. Decíamos que la etapa habría podido tomar un giro distinto en el Galibier, un coloso de 2.645 metros en el que pudo comenzar un día de nebulosas para Lance Armstrong. El italiano Bruseghin (iBanesto) atacaba y detrás de él se forma un grupo con Botero y Sevilla (Kelme), Osa (iBanesto), Azevedo, Nozal y Pradera (Once-Eroski), Jalabert (CSC) y Boogerd (Rabobank). Ese grupo pasaría el Galibier, donde Botero ganaría el Memorial Henri Desgrange. En el descenso se volverían a juntar, pero el US Postal sólo les dejaba segundos. Boogerd atacó subiendo el Télégraphe. Una paliza de 150,5 kilómetros le esperaba al holandés que le llevó a ganar su segunda etapa en el Tour. Por detrás, Sastre y Armstrong y un rosario de corredores.

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