Los cazadores se preparan ya para la apertura de la media veda
Cuando apenas faltan diez días para la apertura de la media veda, los cazadores preparan sus equipos y perros. La pieza por excelencia de esta modalidad de caza es la codorniz, la más pequeña de las gallináceas que, procedente del Norte de Africa, entra en la Península a finales de la primavera anidando especialmente en las zonas cerealísticas donde saca adelante sus numerosas polladas con mayor facilidad. El crecimiento y desarrollo de los pollos, si abunda el alimento, resulta espectacular, de forma que en poco más de un mes son capaces de volar hasta el punto de realizar grandes migraciones. En la caza de la codorniz se requiere el concurso de un buen perro, ya que el ave se oculta a la perfección entre el rastrojo o la maleza de forma que pasa totalmente desapercibida. Los perros de muestra son los más apropiados, siendo los setter, pointer, braco alemán y espaniel bretón los más utilizados. Un buen perro deberá localizar la codorniz y pararse en una muestra hasta que el cazador le ordene entrar y levantar la pieza. En ocasiones, especialmente si hay poco rastrojo o vegetación, el ave se levanta o se corre de sitio, en este último caso el perro irá siguiendo el rastro tensionado hasta que, una vez levantada y abatida, proceda a cobrar la pieza y entregársela al cazador. En la presente temporada y según los recuentos realizados por la Federación de Caza, parece que entró codorniz en número suficiente para garantizar una aceptable reproducción. La enorme sequía que viene padeciendo León, donde hace meses que no llueve en condiciones, ha movido a la pequeña gallinácea desde los secanos hacia zonas de ribera e incluso de montaña. Precisamente en estos días finaliza la cosecha del poco cereal que todavía se siembra en áreas de montaña y se aprecian buenas polladas, incluso en los centenos. En los páramos y riberas ya han finalizado las labores de cosecha, salvo en algunas parcelas con cebada tardía, centrándose las labores en la recogida de la paja. Este suele ser un momento delicado para la codorniz, ya que tras la recogida entran en las parcelas los rebaños de ovejas, que eliminan el rastrojo y con él la protección natural que éste brinda. No obstante las parcelas de paja suelen estar intercaladas entre otros cultivos, que constituyen un magnífico refugio. Hacia finales de agosto, especialmente si bajan las temperaturas o llegan las lluvias, las codornices que tengan suficiente desarrollo abandonarán ya los campos de León.