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FÚTBOL

Riquelme remata la tremenda labor de zapa de Saviola

Riquelme agarra el balón. Lo trata con cariño y suelta un zapatazo que se cuela irremisiblemente en la meta adversaria. Ese tanto, el segundo del Barça, es el resumen de la algarabía del Camp Nou.

Saviola trata de pelear la posesión de un balón frente a Omeljanchuk

Publicado por
Sergi Olego - BARCELONA.
León

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La vuelta de Van Gaal al Camp Nou en partido oficial despertó gran expectación en Barcelona. El feudo azulgrana deseaba contemplar la nueva obra del técnico holandés. Los esbozos de pretemporada hacían albergar esperanzas. Van Gaal sorprendió, como casi siempre. Al sistema habitual, el 3-4-2-1, se le añadieron caras hasta el año pasado desconocidas en el once inicial como Fernando Navarro y Víctor Valdés, el año pasado cancerbero del filial. El modelo presenta algunas virtudes, movilidad e innumerables opciones de pase, y varias lagunas, como el gran desgaste físico que deben realizar los hombres de banda, en este caso, Mendieta y Motta, o la soledad de Kluivert en la punta de ataque. Un sistema, en todo caso, muy exigente con el físico de los jugadores. Ante tal orden táctico, el Legia Varsovia hizo uso de un planteamiento un tanto anquilosado. El técnico del conjunto polonés, el yugoslavo Dragomir Okuka, decidió convertir a sus jugadores en auténticos perros de presa. Todos sus hombres, excepto el libre y los dos atacantes, eran la sombra de un jugador azulgrana. La osadía era respetable teniendo en cuenta la mayor fortaleza física del Legia, que ya tuvo que superar una eliminatoria previa. Frank de Boer selló el tanto inicial a los ocho minutos tras un buen lanzamiento de falta. Primera llegada y primer tanto. Saviola era el único atacante azulgrana que podía con su pareja de baile. El bielorruso Ameljanchuk, tardó demasiado en ser amonestado por un permisivo colegiado checo, únicamente paraba la movilidad del «Pibito» con reiteradas faltas. El Barça hilvanó pocas opciones más. Únicamente Luis Enrique, que marró la mejor ocasión tras plantarse sólo ante Stanev, y Xavi, que estrelló una falta en el palo, pudieron desnivelar el marcador antes de llegar al descanso. La salida en tromba del Barça tras la reanudación fue un espejismo. El ritmo impuesto de salida era excesivamente alto para un equipo en pretemporada. Las tres claras ocasiones malogradas en cinco minutos por Luis Enrique, Kluivert y Saviola, se fueron al limbo por el poco acierto de los delanteros. El Barça entró en barrena y se resquebrajó. El combate cambió al plano físico y el sueño del Legia pasó por la cabeza de Kucharski. Ese atisbo de problemas abrió el hueco para Riquelme. La ovación del Camp Nou tras la entrada del argentino por Luis Enrique denotaba la expectación que crea el ex de Boca. Con Xavi, excelente partido el del mediocentro, y con Riquelme, el Barça recuperaba el dominio. Saviola, tras una asistencia de su compatriota, erró con su zurda una ocasión de oro. El resto fue obra y milagro de Riquelme, además de contar con una pizca de suerte. El argentino dejó al Barça más cerca de la primera liguilla de la máxima competición europea y Cocu consolidó esa opción con un testarazo en el tiempo de descuento. Van Gaal respiraba tranquilo en el banquillo mientras el Camp Nou agradecía con sus aplausos el primer destello de su nueva estrella, Juan Román Riquelme.