Santa Lucía, patrona del gol

La presencia de Lamariano bajo palos aportó al tercer cancerbero del equipo la posibilidad de tomar contacto con el bloque, más en la línea de las buenas intenciones que de la efectividad, que a decir verdad, fue asunto de Armand Torrego, en la línea habitual del catalán. Cadenas pudo experimentar las excelencias de Perales en la dirección de juego, a la vista de que la rodilla de Marne pide mesura en la progresión de la intensidad, y con el buen bagaje de los zurdos, Metlicic por la continuidad que aporta a las circulaciones, Belaustegui porque empieza el año con la puntería ajustada, la mejor noticia radicó en saber que Raúl Entrerríos, pendiente de que se defina su rol, no ha perdido el balonmano innato que lleva en la sangre. Que entre Juanín y Espigol median diferencias notables no es ninguna novedad, que Cartón anda listo, tampoco, y para los pivotes se reservan impresiones excelentes: Prendes, en tanto en cuanto hay un grandísimo defensor en final de proceso de fabricación, y Héctor, genio y figura. 64 goles en un partido ya dan idea de que las defensas no fueron la nota más destacada. La igualdad duró 18 minutos, los que tardó León en romper el partido a base de empezar a robar balones atrás y en aprovechar la descompensación evidente den la primera línea madrileña, fruto de una falta de acoplamiento notable entre Cutura, Eric y Kajganic. Las pruebas con la defensa 5-1 no acabaron de satisfacer las pretensiones locales. Funcionó mejor el 6-0 posterior, y de no ser por una fase de malos modos, que tuvo en un encontronazo entre Juanín e Israel su momento cumbre (volaron los codos sin balón de por medio) la tarde habría sido del todo apacible. Ausentes Kasper, Colón, Vatne, Krivochlykov y Kjelling, tampoco había para mucho más. Buen tono físico, pese a la carga de trabajo de pretemporada. Y las cosas, de momento, en su sitio.