Tres caminos de rosas, uno de espinas

El Real Madrid, vigente campeón de Europa, quedó emparejado en un grupo asequible, con el Roma, el AEK de Atenas y el Genk belga; al igual que el Valencia, que se enfrentará al Liverpool, el Spartak de Moscú y el Basilea; y el Barça, que se medirá a rivales accesibles: Galatasaray, Lokomotiv de Moscú y Brujas. Para la segunda fase de la Champions se clasificarán los dos primeros de cada grupo y Real Madrid, Valencia y Barça no deben tener problemas para alcanzar la siguiente ronda, pero al Deportivo se le presenta un camino complicado contra el Bayern de Múnich, reforzado con Ballack, y el Milan, esta temporada con Rivaldo y Seedorf, sin despreciar al modesto Lens, subcampeón de la Liga francesa. Sin embargo, al Deportivo le van en la Liga de Campeones los grupos fuertes, como ha demostrado en las dos últimas temporadas, en las que llegó hasta los cuartos de final. El Real Madrid, en cambio, volvió a resultar afortunado, ya que el Roma, otra vez, será su único gran rival en la primera fase. Casualmente, el Madrid iniciará la competición, por segundo año consecutivo, a domicilio contra el Roma de Fabio Capello, que ahora cuenta en sus filas con Guardiola, aunque en ese primer partido no estará el sancionado Batistuta ni el lesionado Totti. Los blancos continuarán la defensa de «la novena» frente al AEK (con la única desventaja de jugar en el infierno griego y el desconocido Genk, el actual campeón de la Liga belga. También el Valencia puede estar satisfecho, ya que el Liverpool de Michael Owen será su principal enemigo, porque el Spartak de Moscú (pese al frío de la capital rusa) y el Basilea suizo son muy inferiores al vigente campeón de la Liga española, que ya alcanzó dos finales consecutivas de la Champions y esta temporada debutará en Mestalla, precisamente contra el Liverpool. El Valencia tendrá así la oportunidad de tomarse la revancha ante los ingleses tras la eliminación sufrida en la Copa de la UEFA de la campaña 98-99. Para el Barça, el sorteo aún fue más beneficioso, porque, siempre que los azulgrana no se confien, ninguno de sus tres rivales tiene entidad para poner en peligro el pase de los catalanes a la segunda fase, pese a los desplazamientos a Estambul y Moscú.