Hewitt y Blake protagonizan un cruce especial con morbo

Cuando el australiano Lleyton Hewitt y el estadounidense James Blake se midan por la tercera ronda del Abierto de tenis de Estados Unidos, la atención estará más puesta en lo que digan que en lo que hagan. Importará el partido, sin dudas. Porque enfrenta al número uno del mundo con uno de los jugadores de mayor ascenso en los últimos meses, y porque contrapone dos estilos tenísticos y estéticos, el rubio contra el mulato, la intensidad contra la elegancia en el juego. Pero los antecedentes del choque lo convierten además en un duelo con condimentos extratenísticos. En un partido «caliente». «Blake y Hewitt renuevan rivalidad», titulaba ayer oy «The New York Times». «Hewitt podrá ser el número uno, pero no es el favorito del público», destaca «Newsday». Y así, toda la prensa local. Hay que retroceder un año, a la segunda ronda del US Open, para entenderlo. «Míralo, y míralo a él?. Ves alguna similitud?», fue la frase que desató la polémica entonces. Dirigida por Hewitt en pleno partido al juez de silla, apuntaba a un juez de línea negro.