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Alemania se justifica con el tercer lugar en el podio

Publicado por
León

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Liberados de cualquier tensión, satisfechos por llegar al penúltimo partido del torneo, algo sin precedentes en su historia, y excusados por el cansancio acumulado en una intensa competición, Alemania y Nueva Zelanda se dedicaron a atacar como posesos, quedando en el olvido una faceta que otros conjuntos cuidan con una obsesión enfermiza. Ausente la defensa, dos de las revelaciones del Mundial, mostraron otro aspecto del baloncesto, tan eficaz como cualquiera, y se afanaron en ganar bajo la fórmula de un tiro al plato continuo. Fue el festival de bronce más bello en la historia del campeonato. Ganó sorprendentemente Alemania porque la cancha se convirtió en una pizarra de matemática pura. Sumar en vez de restar y, si es posible, multiplicar por tres. El cuadro teutón aniquiló a su rival con 74 puntos en veinte minutos, con un porcentaje de otra galaxia, 77% en tiros de campo, y sólo siete lanzamientos fallados, dos de ellos desde la línea de 6,25 para un espectacular 81,8 por ciento. La computadora que elabora la estadística pedía consejo a la calculadora para no morir en el intento de reflejar la exactitud de los números. Nueva Zelanda, que había sorprendido a muchos de sus contrincantes por su eficacia en el tiro lejano, se guió por el mismo patrón, y su 46% le valió para dominar al principio, pero también para despertar a una máquina de fabricar puntos. Nunca sobresalió por unos parámetros defensivos dignos de estudio, pero tampoco a lo largo del torneo se dejó flagelar como un colador el cuadro de Oceanía. Nowitzki entendió el banquete ofrecido.

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