Título no, récord sí

Ademar no alcanzó el título real de la Supercopa y se conformó con el honorífico de la mejor asistencia de público que ha conocido el balonmano hasta ahora en un partido de competición oficial. El partido en sí respondió en medida menor a las expectativas creadas, y tal como habían vaticinado los observadores no locales en las cábalas previas al partido, resultó un encuentro más cargado de errores de lo que luego durante la temporada se podrá ver en las dos escuadras. La sorpresa la puso el marcador final, excesivamente abultado en diferencias para lo que cabía esperar del pronóstico previo al compromiso. Ni la superioridad de San Antonio dio para una recta final de partido tan holgada como la que reflejó el electrónico, ni las lagunas de Ademar merecieron tan severo correctivo como el que, hasta cierto punto, deparó el balance del partido. La lluvia que deslució la tarde en sí y oscureció el escenario elegido para el partido, provocó algunos problemas en varias fases del desarrollo del choque, al igual que la provisionalidad del operativo del evento, que obligó a jugar los dos últimos minutos sin reloj en los marcadores por problemas. No obstante, el balance final del club resultó satisfactorio en cierta medida, aunque el plano deportivio, el que realmente interesaba para la entidad, no se cerrara en los términos previstos. La celebración de la Gala del Balonmano en el Hostal de san Marcos el viernes pasado y la disputa del propio partido en sí en la tarde de ayer, abren ahora el periodo de análisis para que la federación Europea de Balonmano (EHF) decida la posibilidad de conceder a León la organización de la Supercopa de Europa, con los cuatro mejores equipos del continente en liza sobre el mismo escenario en el que ayer se jugó el partido. No obstante, en el plano de la propia historia del club queda el dato negativo de que hasta ahora, en las cuatro oportunidades en las que León se ha hecho cargo de eventos de importancia para el balonmano, Ademar no ha podido superar el «gafe» particular que siempre le acompaña. En las cuatro ocasiones en las que el equipo se ha jugado títulos en casa, siempre ha tenido que conformarse con la segunda plaza como mejor clasificación.