Anécdota y categoría

Lo anecdótico para Ademar, la categoría para el Portland. De la anécdota a la categoría. Se logró un record de asistencia a un evento balonmanista en España, pero se perdió, por segundo año consecutivo, la Supercopa. Y dicho está que las ocasiones perdidas son como las hojas de arbol caidas: juguetes de la ilusión. Porque indudablemente se había puesto mucha ilusión en el lance. ilusión y pasión, dos ingredientes básicos de todo menú deportivo. Se había dejado el factor cancha en aras del espectáculo, no deportivo sino de imagen. Y aunque los aficionados animaron siempre con fuerza, no es la misma caja de resonancia el coso taurino, aunque esté cerrado, que el Palacio de Deportes. Total, se ganó la anécdota, con ella una buena publicidad para León (evento televisado, eco notable en radios y periódicos). Y aquello de París bien vale un misa puede tornarse en una buena publicidad, un record más bien simbólico, bien vale un título que quien lo gana lo mismo en futbol que en balonmano lo estima importante, y quien lo pierde lo considera como copla de arte menor. La realidad del partido lo que en realidad es él, lo demás son circunstancias, mostró y demostró el triunfo de la veteranía, hecha oficio, sobre la juventud, hecha desbordado brío. Primera parte para Ademar que tal vez se vió demasiado en el empeño, y dominio total de Portland en la segunda. Sólida defensa y paciente ataque, sobre ímpetu y poca intensidad defensiva. Ademar solo fue él, en la velocidad, brío y contragolpe del primer capítulo; en el segundo se diluyó, cual azucarillo, en el vaso largo de agua del sereno y buen hacer del equipo navarro. Total, una experiencia que nos recuerda, como prudente advertencia, la mesura y prudente frase del sabio: Los experimentos, con gaseosa. La Supercopa se paseó por el albero de una plaza de toros convertida en cancha de juego. Y viajó a Pamplona. Ojalá no deje secuelas deportivas en el comienzo inminente de la liga. Cada cosa en su sitio y un sitio para cada cosa. Cada recinto en la función para la que fué construido, y cada evento en su lugar, digamos natural. Cada cual en su casa y Dios en la de todos. Al margen del evento balonmanista, hubo cita futbolera en Segunda División B. En ella la Cultural cumplió una de las premisas que llevan a conseguir logros. Puntuar, cuando menos, máxime si el punto se logra en campo contrario. Dos partidos cuatro puntos. La Cultural, en las dos primeras jornadas, ha cumplido con el guión; aunque haya apuntado el mal endémico de temporadas anteriores: escasa definición. Toca efectividad en ataque. En suma, carencia de gol. Un mal síntoma a corregir con urgencia.