VUELTA CICLISTA A ESPAÑA 2002
Vinokourov se mete en el medio
«Quizá he cogido el maillot oro demasiado pronto, pero no lo he buscado. Lo que no puedo hacer es frenarme. Hay que tener mucha sangre fría para hacerlo. Igual hubiera sido mejor que se hubiese puesto de líder otro
Sevilla cree que el vencedor en el alto de la Pandera, su ex compañero de equipo, Roberto Heras, se va a convertir en su principal rival para la victoria final en la Vuelta a España. «La situación de la carrera ha sido muy distinta para mí que en Sierra Nevada. Allí me tuve que dedicar a vigilar a los rivales y aquí he podido atacar», comentaba un Heras que puede mantener una lucha espectacular con el líder. Lograba su quinta victoria de etapa en la Vuelta. Antes había ganado en Segovia, el Morredero, Morella y Abantos. No será Heras el único rival de Sevilla, porque no puede serlo con seis etapas, ochocientos kilómetros y dos finales en alto celebrados, pero Heras se ha asomado a los primeros lugares y cuando el bejarano se nos muestras como hoy, pletórico, los demás, incluido Sevilla, bastante tienen con no perder tiempo. Seguirle son palabras mayores. Roberto Heras ya es tercero en la general, a 39 segundos de un Oscar Sevilla que nos enseño que también sabe sufrir, ir de menos a más, a su ritmo en uno de esos puertos que hacen mucho daño, en el que las alegrías se pagan. Un enfrentamiento directo entre Heras y Sevilla en las dos llegadas en alto que le quedan a la carrera romperán todos los esquemas. Entre los dos corredores se interpusieron Giberto Simoni, en la etapa, y Alexandre Vinokourov, en la general. Simoni entró con Sevilla e Iban Mayo en la Pandera. Vinokourov aguantó, que de eso se trataba, y se sitúa a la espera de acontecimientos, en la general. Los escaladores llegaban a su terreno, lo que unido al calor y al ritmo al que se rodó, nos trajó unas diferencias importantes, un final que muchos corredores acusaron. Pocos árboles, mucho ciclismo La sierra de La Pandera es una zona sin arbolado, en la que el sol castiga mucho al ciclista, con una parte final de etapa que enlaza veinte kilómetros que se convierten en una pesadilla, sobre todo tres kilómetros en la subida final que son una pared. Las claves de la etapa hay que buscarlas en las dos primeras horas de carrera, con medias horarias de 43 y 44 kilómetros por hora, lo que hacía presumir un final agónico, en el segundo día de montaña. Un grupo de dieciséis corredores se escapaba en el kilómetro cinco y eso desencadenó las iras del pelotón. No iban corredores importantes para la general en ese intento, pero lograron su objetivo: ir minando la resistencia del pelotón, castigar a algunos de los favoritos. Corredores como Aitor Garmendia, Iker Flores, Toni Tauler, José Enrique Gutiérrez, Mauri o Hruska formaban esa avanzadilla. Hasta que se llegó a La Pandera y Gilberto Simoni atacó.