El Rácing emerge en Vitoria

Fueron tantas las facilidades que ofreció el Alavés en la zaga que el Racing creó ocho claras oportunidades de gol en la primera parte ante un equipo otrora rocoso y sólido atrás. Las entradas por banda de Pablo Lago y Regueiro, el juego entre líneas de Munitis y la movilidad de Bodipo sembraron el pánico en la zaga local. No obstante, los jugadores visitantes impartieron un magisterio sobre cómo errar goles ante el marco rival para desesperación de Manuel Preciado. Bodipo, éste hasta en tres ocasiones, Regueiro y Juanma engrandecieron con sus errores la figura de un Dutruel que estuvo solo ante el peligro. Pedro Munitis, incorporado para revitalizar el ataque, emergió por encima de todos. El habilidoso jugador cántabro se incrustó entre los pivotes y los centrales del rival vitoriano y, desde esa posición, rememoró las clásicas diabluras de su primera etapa en el Rácing. Como tantas veces ocurre, el gol llegó de la forma más inverosímil. Tras botarse un saque de esquina, Bodipo enganchó al filo de la media hora un balón dentro del área y, de espaldas a la portería, lo introdujo en la red, aunque antes Pablo Lago había controlado el balón con la mano. La segunda mitad dio paso a un Racing menos vistoso, incisivo en la presión y más práctico, siempre bien pertrechado atrás y con mucho control del juego en el centro del campo. Como medida de urgencia, Mané recurrió a los rumanos Adrian Illie y Mara para alterar el guión de un partido.